A menos que se abran avenidas para un equilibrio social y participativo.
Por: Ramiro Guerra M. Abogado y Cientista Político.
Cierto, la corrupción venga de donde venga, es una tragedia. Pero como se le puede llamar a un país, que marca como uno de los peores en lo que se refiere al reparto del esfuerzo social. Es inequitativo; es como el cuello de una botella; las grandes mayorías se quedan en el grueso de la misma; en la punta, en el cuello un minúsculo grupo hace gala de opulencia y riquezas. Un alto nivel de concentración de capital. No se trata de una conjetura, como se explica que, en medio de la crisis, grandes fortunas y patrimonios han crecido enormemente.
Nuestro país, no escapa a estos fenómenos. Cierto, la corrupción es un flagelo perverso; pero acaso no lo es el alto costo de la vida; alimentos y medicinas, energía eléctrica, combustible, servicios de comunicación, entre otros. Para rematar un complejo y enredado sistema de salud, que raya en lo paquidérmico. La salud del pueblo panameño ha venido en picada. Covid agravó este cuadro que raya en lo tétrico.
Se habla mucho de democracia. ¿Cuál y qué democracia? Lo social y participativo ausente. La democracia no puede estar supeditada a intereses de poderes en pugna. Concebida así sirve a la manipulación para despropósitos.
Escribiendo sobre el tema de la Caja de Seguro Social. Hace como un año, escribí que, este problema se convertiría como un parte aguas. Las informaciones que provienen del diálogo, dan cuenta que no habrá consenso. Los empresarios se aferran a su posición de que se tenga como sistema único, el de reparto individual. Otros sectores, apuestan al sistema de reparto definido, solidario
Desde afuera del diálogo, los trabajadores tocan tambores de guerra contra lo que proponen los empresarios. Conato para este 22 de septiembre, se concentrará en plaza Porras. Se dirigirán a la Asamblea blandiendo una propuesta de ley con soluciones integrales a la crisis de la Caja de Seguro Social y sobre todo lo pertinente al programa del IVM y al retorno como sistema único, el solidario.
Como en la narración bíblica, las aguas tienden a despejarse. El curso de la realidad, apunta a una especie de reagrupamiento de sectores y fuerzas, de sectores del diálogo y los trabajadores, en torno al sistema de reparto solidario. En este escenario, la posición gobierno, continúa siendo un enigma. ¿a que jugará? Amanecerá y veremos. Las cartas están echadas.
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