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168 Años Del Incidente De La Tajada De Sandía

 

Por Jaime Flores Cedeño

Prof. de Filosofía e Historia-

Abogado.

El Incidente de la Tajada de Sandía, hecho acaecido el 15 de abril de 1856, hace exactamente 168 años, representa una muestra tangible del sentimiento de nacionalidad que unió a los istmeños en contra de una acción agresiva y racista iniciada por un ciudadano estadounidense, en perjuicio de un humilde vendedor de sandías de nombre, José Manuel Luna, oriundo de Parita, cuyo puesto estaba ubicado en el sector de Ciénaga, colindante al actual mercado del Marisco.

La situación inició cuando el estadounidense Jack Olivier, en evidente estado de embriaguez, según narraron testigos de la época, se negó a pagar cinco centavos por un pedazo de sandía que le había comprado al señor Luna. Este incidente generó en trifulca entre istmeños y compatriotas de Oliver recién llegados a la estación del ferrocarril, que resultó en 16 muertos y 15 heridos por la parte estadounidense, del lado panameño el saldo fue de 2 muertos y 13 heridos.

Este no fue un suceso aislado o precipitado consistente en una simple defensa a un vendedor de sandías, sino el punto desbordante de una estela de agresiones que venían sufriendo los istmeños desde el último lustro, particularmente, a raíz del paso masivo de estadounidenses a través del Istmo, con destino a California, sitio en donde se habían descubierto minas de oro en 1848.

El hallazgo condujo a que promotores estadounidenses iniciaran los trabajos de construcción de una vía férrea que uniera al Istmo desde el Atlántico al Pacífico.  Las obras arrancaron en 1850 y finalizaron en 1855. Durante estos años el tránsito por el Istmo de ciudadanos provenientes del norte de los USA fue constante, muchos llegaban desafiando a las autoridades, se negaban pagar las lanchas en el Chagres, provocaban riñas con los nativos y llevaban armas en la cintura, similar a las películas de vaqueros. Era una situación desconcertante que creaba malestar y tuvo su desenlace de dignidad en 1856.

Los estadounidenses que llegaban al Istmo estaban inmersos en una cultura expansionista que había promulgado en 1823 el presidente James Monroe y posiciones supremacistas como la expuesta por John L. O’Sullivan en su “Destino Manifiesto”.

Diez años antes del incidente, La Nueva Granada y los USA, firmaron el Tratado Mallarino- Bidlack (1846), que en sus cláusulas disponía el libre tránsito de estadounidenses por el Istmo y les eximía del pago de impuestos y aduanas.  Su contenido era intervencionista, porque los USA le garantizaban el dominio del Istmo a Nueva Granada. Es importante referir, que los istmeños habían protagonizado movimientos emancipadores en los años treinta e inicios de los cuarenta con el Estado del Istmo de Tomás Herrera, que a criterio de la Nueva Granada debían ser frenados sin importar las consecuencias.

Culminado el incidente, los Estados Unidos, como Nación expansionista, solicitó a la Nueva Granada reparaciones económicas desproporcionadas y fuera de todo contexto legal, porque los que iniciaron la agresión fueron precisamente sus ciudadanos que llegaban a Panamá desconociendo la cultura, tradiciones y normas que regían en materia administrativa.

Después de arduas negociaciones se firmó el Tratado Herrán- Cass, en 1857, en sus artículos los USA, se impone en las reclamaciones y obtiene una cuantiosa suma en materia de indemnización.

El Dr. Justo Arosemena, “Padre de la Nacionalidad panameña”, expresó su malestar ante los eventos ocurridos manifestando:

Por eso, en fin, después de tantas provocaciones y de tantos abusos los yankees han apelado al suceso desgraciado del 15 de abril, como un pretexto seguro para exigencias y reclamaciones absurdas, para prodigar calumniosas imputaciones a la población y a las autoridades de Panamá, ya para hacer amenazar nuestra soberanía, insultar so pretexto de tomar medidas de seguridad y preparar expediciones de filibusteros que han estado a punto de lanzarse también sobre Panamá.

Luego del incidente, los conflictos entre istmeños y estadounidenses no cesaron, aunque en menor escala. La Nueva Granada continuó invocando el artículo 35 intervencionista del Mallarino Bidlack, cada vez, que sentían peligrar su hegemonía en el Istmo, producto de protestas y descontentos.

A 168, años del Incidente de la Tajada de Sandía, conmemoramos esta fecha en lo más alto, porque marcó una ruta de dignidad que siguió en los siglos XIX y XX, en contra de la dominación colonial que se hizo más fuerte a partir de 1903, con la firma del Tratado Hay Bunau- Varilla, que entregó gran parte del territorio a los USA. Ello dio lugar a luchas patrióticas de gran significado nacional como la del 9 de enero de 1964, que igual al “Incidente de la Tajada de Sandía”, reveló al mundo la vocación nacionalista y anticolonial de los panameños y panameñas.

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