Por Carlos Ochoa E.
Cada cinco años, en nuestro país se realizan elecciones generales para renovar las autoridades que, nos gobernarán por un quinquenio, en este caso el periodo 2024-2029. Cada elección es inédita, dado los cambios políticos, económicos y sociales que se generan constantemente en la sociedad, por lo tanto ninguna elección se parece a otra. La única variable que no cambia, es la existencia de los mal llamados partidos políticos, cuando en realidad son organizaciones con solo fines de llegar a gobernar, mejor dicho a mandar en el Estado, hacerse del poder político.
En esa dirección, al observar quienes dirigen los partidos políticos, nos damos cuenta que son los mismos de siempre, que cada cinco años aparen repartidos en los diferentes “partidos políticos”. De allí que se habla de una llamada “clase política”, las eternas rémoras que viven del erario público, y que no de gratis, le hacen los mandados a los verdaderos dueños del poder económico, los grandes capitalistas. A los puestos de elecciones usted no encuentra en ninguna nómina, ningún apellido de abolengo. Dirán ellos, para que ensuciarse las manos en puestos públicos, si otros se ofrecen a hacerles el trabajo sucio por cuatro monedas.
Para la silla presidencial, esta vez, como la anterior, corren ocho candidatos, donde compiten dos damas, ambas de una buena trayectoria en el mundo político electoral, y ambas, no corren bajo ningún paragua de partidos políticos, corren como “independientes”. Pero tal independencia, desde la perspectiva sociológica no existe. La praxis define, si estas a favor de los trabajadores, del pueblo o estas del lado de los explotadores del pueblo, estas del lado izquierdo o del lado derecho; “por sus hechos los conoceréis”.
Viendo el panorama electoral así, podemos concluir que cuatro candidatos representan a la derecha, llámese burguesía u oligarquía, al gran capital ya sea nacional o transnacional, comercial, bancario. Dicho más claro responden a las políticas neoliberales y que debido a ello, es país esta como esta .Ellos son José Raúl Mulino, Meliton Arrocha, Rómulo Roux, Gaby Carrizo y Ricardo Lombana, Todos ellos comen en la misma mesa, mismo plato y misma comida.
Dos de ellos corren con algo inédito, Mulino y Roux con demandas en la Corte Suprema de Justicia, el primero con evidencias legales de que su candidatura viola la Constitución Política de la República. Además, qué pasaría si gana, y mañana por alguna razón no puede ejerce el cargo?, el país quedaría la deriva, más de lo que ya esta? El otro, Roux, igual, si ganara las elecciones, estaríamos gobernado por una persona que tiene la ciudadanía suspendida, legalmente no es ciudadano panameño, por lo tanto no tiene derecho a elegir ni ser elegido. Qué razones tendrá la Corte Suprema para no haber emitido un fallo a tiempo oportuno. A quién quieren favorecer?
Maribel Gordón y Zulay Rodríguez, otro caso que se presenta por primera vez, ambas corren para la presidencia. Dos damas con bastante experiencia política, corren por la libre postulación, “independientes”, a Maribel por su trayectoria esta ubicada a la izquierda, y apoyada precisamente por los sectores populares y de esa tendencia. Zulay, viene y esta en las filas de PRD, y por su discurso y retórica ambivalente, a veces cuesta ubicarla, pero se ubica mejor al lado del pueblo. Ambas no las favorecen ni las posibilidades ni las probabilidades para llegar a la silla presidencial.
Martín Torrijos Espino, marca la diferencia, ya pasó por la silla presidencial, lógicamente eran otros tiempos y a mi juicio, no hizo un mal gobierno y menos si lo comparamos con éste, y la corrupción de los anteriores. Ampliación del Canal, pleno empleo y las finanzas saneadas entre otros logros. Prestigiosa figura de la Internación Socialista, Social Democracia. No era necesario que él dijera que una cosa es PRD y otra cosa torrijismo. El PRD hace mucho tiempo abandono el ideario y la doctrina torrijista y pasó a ser un partido electorero del montón.
Otro caso llamativo y hasta insolente es el siguiente: Los intentos de reelecciones, de los 71 diputados, 60 buscan la reelección, eso equivale al 85 por ciento de los diputados, y un porcentaje similar de representantes y alcaldes también buscan la reelección. Los funcionarios públicos más cuestionados por la sociedad civil, organizada o no, son todos los elegidos, por votación popular. Gaby Carrizo es una excepción, él no aspira a reelegirse, más más allá, no conforme con haber sido vicepresidente, aspira a la otra silla, dicen personas muy ceca y de dentro de Ejecutivo, que en cada descuido de Nito, él ocupaba la silla y Nito el taburete.
Otro hecho que va a ocurrir, con certeza, es que gane quien gane la presidencia, ningún partido tendrá mayoría en el Órgano Legislativo, será una Asamblea totalmente atomizada, segmentada y fragmentada y con más diputados independientes que la asamblea actual. Así que quien dirija el Ejecutivo, desde que gane, tendrá que lidiar con esa realidad y poner a prueba toda la capacidad de conciliación, negociación y liderazgo, sentarse en la silla presidencial es como sentarse sobre una colmena de abejas africanizadas. Pronto lo sabrá quien se siente allí.
El Tribunal Electoral era una de las pocas Instituciones Públicas de más credibilidad, pero sus últimas actuaciones han puesto en duda esa credibilidad e imparcialidad, lo de aceptar a Rómulo sin ciudadanía panameña, a Mulino sin vicepresidente y ahora la falla en el voto adelantado, siembra demasiadas dudas sobre la transparencia del proceso electoral. Habrá alguna mano peluda meciendo las urnas? Las fallas pueden ser de omisión o de comisión. Ojo señores Magistrados del Tribunal Electoral; Les están enredando la madeja o ustedes mismo la están enredando a propósito.
Que nos queda, votar a conciencia, votar con inteligencia, hago un llamado a todos los electores: Votar por los mejores, pero lamentablemente, en esta maraña de corrupción, clientelismo y propuestas demagógicas de la peor estirpe, si queremos ganar solo nos queda una opción: Votar por los menos malos, porque los mejores candidatos no existen. ALEA IACTA EST.
El autor es Sociólogo y profesor de Geografía e Historia
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