Trágico sería que el tribunal electoral, quedara enredado en las patas de la lucha de una partidocracia, inservible para construir democracia y un buen estado de derecho.
Por Ramiro Guerra Morales.
Jurista, escritor y cientista político.
A sólo 10 días de la elección general
Observo el panorama electoral, inmerso en una grave crisis que tiene al país en zozobra y llego a la conclusión que, esa campaña dirigida a mermar la legitimidad del tribunal electoral, procura objetivos negativos dirigidos a generar un ambiente de falta de credibilidad de esa institución y todo para vender la idea, de quién gane las elecciones, medió fraude.Soy directo y claro, hay intereses que juegan a patear la mesa de lo poco que nos queda de democracia, para generar un clima de falta de gobernanza y con ello abanicar salidas peor de lo que hasta ahora tenemos como democracia, cierto debilitada y hay que accionar para mejorarla y perfeccionarla.
La idea de convertir a la Corte Suprema de justicia, en un ente deliberador electoral, tiene como autores, sectores que a como dé lugar, buscan colocar en la presidencia a uno de los suyos. ¿A quién le conviene sacar del baile electoral, al alfil del Martinelli? Seguramente a las élites del poder económico, a la oligarquía, que verían en esa decisión de la Corte Suprema, un impulso a Rómulo Roux, su hombre y el de los gringos.
Me hicieron llegar una información de fuente confiable, en el sentido de que, hubo una reunión de los ricos más grandes del país y altos funcionarios de USA, en donde quedó de manifiesto que, Rómulo Roux, debe ser el próximo presidente de Panamá.
En dicha reunión, uno de los asistentes, fue enfático y dijo, o es Rómulo, sino al carajo el resultado de las elecciones.
Ahora bien, se trata de un juego de cartas políticas que en nada favorece al pueblo y a la débil democracia. El candidato José Raúl Molino, se le tiene como un hombre en exceso autoritario y eso genera muchas preocupaciones. Eso nos recuerda a Escila y Caribdis, los monstruos que acosaron a Aquiles en su travesía por un estrecho o canal en aguas marinas. Es decir, el pueblo entre dos monstruos.
La acumulación de contradicciones post invasión, nos han colocado en una situación crítica, en el sentido que estamos frente a un posible escenario de franca antidemocracia.
La coyuntura electoral, viene dando cuenta de que los intereses en pugnas, sus proyectos, no auguran nada positivo.
En este escenario, se busca de parte de estos sectores retrógrados del poder económico, la posibilidad de revertir lo que se viene cocinando como proyecto de país, nada bueno, también pone en el tapete electoral, un proyecto, que jalone un concepto de democracia pluralista, de equilibrio, de ciudadanía participativa y respeto a los derechos humanos.
En este escenario, no tengo la menor duda que el lic. Martín Torrijos pudiera hacer la diferencia.
Amanecerá y veremos.
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