Por: Juan Jované
Las actividades de explotación de minas y canteras solo generan 3 trabajos directos y 7 indirectos por un aumento de un millón de balboas. Alto impacto ambiental con baja ocupación. Esto contrasta con las llamadas otras industrias manufactureras que generan 38 empleos directos y 8 indirectos por el mismo aumento en la demanda efectiva
Reactivación desigual
De acuerdo con las estadísticas preliminares del Producto Interno Bruto del INEC durante el 2022 la economía panameña habría sobrepasado el nivel previo a la pandemia en 5.7%, lo que, en principio, pareciera mostrar que la reactivación en relación con el 2019 estaría más que completada. Sin embargo, se trata de un fenómeno con importantes desigualdades y asimetrías, las cuales tienen un especial significado para entender la situación concreta en que se encuentra nuestra economía.
Por ejemplo, existe un contraste muy claro entre la situación de la explotación de minas y canteras y la actividad de la construcción. Mientras que la actividad de la primera categoría de actividad económica logró en el 2022 un nivel de actividad superior en 179.6% al observado en el 2019, la situación fue muy distinta al de la construcción. En este último caso el nivel de actividad para el mercado fue inferior en 20.1% al que se registró en el 2019; en el caso de la producción para uso final propio, la caída fue de 22.9%.
Reactivación sin empleo
Tal como hemos señalado en otros lugares, una característica básica del llamado proceso de reactivación de la economía panameña es que el mismo está lejos de resolver los problemas vinculados a la precariedad laboral. De acuerdo con las declaraciones del presidente de la república a finales de 2019, la tasa de desocupación alcanzó al 9.9% de la población económicamente activa, esto representa un nivel superior a la observada en el 2019 (7.1%) y, sobre todo, a la registrada en el 2018 (6.0%). No menos importante ha sido la persistencia de la informalidad, la que en abril de 2022 afectaba al 48.2% de la población ocupada en actividades no agropecuarias.
Para comenzar se debe señalar que una buena parte de la “reactivación” se ha debido al crecimiento de la minería a cielo abierto para la exportación, lo que se reflejó en el hecho de que la categoría de minas y canteras elevara su participación en el PIB de 1.3% en el 2019 a 4.0% en el 2020. De hecho, esta categoría de actividad aportó el 33.4% del crecimiento del PIB entre el 2018 y el 2022.
El problema está que no se trata de una actividad que genere un alto nivel de empleo por unidad de producto. De acuerdo con el “análisis estructural de la economía panameña: el mercado laboral” de Minzer y Orozco (2017), las actividades de explotación de minas y canteras solo generan 3 trabajos directos y 7 indirectos por un aumento de un millón de balboas. Alto impacto ambiental con baja ocupación. Esto contrasta con las llamadas otras industrias manufactureras que generan 38 empleos directos y 8 indirectos por el mismo aumento en la demanda efectiva.
Otros casos de la falta de capacidad de generar empleo del estilo de desarrollo transitista – extractivistas están dados por la ACP y el transporte aéreo. En el primero de estos sectores solo se logran 3 empleos directos y 13 indirectos por cada millón de balboas de demanda efectiva adicional. En el segundo caso es el transporte aéreo con apenas 4 empleos directos y 2 indirectos. Existe un claro contraste con la construcción: 16 empleos directos y 8 indirectos.
Una trayectoria difícil
Si nos mantenemos, tal como es necesario, en un análisis en el que, como lo señaló Joan Robinson, hace falta mantener presente las complejidades del tiempo histórico, se puede prever una difícil trayectoria para la economía panameña en el futuro.
Dado el nivel alcanzado en diversos sectores económicos es poco probable que los mismos puedan seguir avanzando al mismo ritmo que antes. Algunos como lo son la construcción, los hoteles y restaurantes (vinculados al turismo) y la industria manufacturera aún podrían tener espacio para un crecimiento relativamente elevado. Sin embargo, mucho va a depender, dada la apertura comercial y financiera de nuestro país, del desarrollo de la situación internacional.
En términos de la actividad vinculada a la logística, es importante apuntar que las tensiones geopolíticas globales, que se expresan en los acontecimientos bélicos en Ucrania y las cada vez más tirantes relaciones entre Estados Unidos y La República Popular China, ya están significando una importante restructuración de las cadenas globales de valor.
Es así que recientemente el administrador de la ACP, al referirse a la pérdida del tránsito de gas licuado debido a que Estados Unidos han decidido a apoyar al mercado europeo, significa que para el año fiscal 2023 del Canal de Panamá se podrá alcanzar con dificultad un tránsito de 500 millones de toneladas CP/Suab 97, cifra inferior a la observada en 2022, cuando se alcanzaron 518 millones de toneladas CP/Suab 97.
Otro importante elemento de incertidumbre proviene de los fenómenos financieros globales. No se trata solo de que las recientes quiebras bancarias provocadas por las alzas de los intereses introducidas por los bancos centrales, al deteriorar el valor de los bonos, hayan provocado una mayor fragilidad en los bancos. Aun cuando no llegara a concretarse la posibilidad de una crisis financiera global, si pudiera significar una mayor restricción a nivel de los créditos globales, así como un endurecimiento de los mismos.
El economista Paul Krugman en un artículo titulado “It’s Hard to Know How this Bank Mess wil Play Out. But there are clues”, publicado recientemene en el New York Times, afirma que “probablemente estemos viendo una sería reducción en el crédito”, añadiendo que la “la confusión bancaria actuará en gran medida como un aumento de la tasa por la FED”. Obviamente esto impactará negativamente la actividad económica.
Lo anterior lleva a señalar que la política de la Reserva Federal claramente se ha centrado en seguir elevando la tasa de interés, mientras que se intenta calmar al sector bancario por la vía de los rescates a los depositantes. Es así como este organismo decidió elevar el interés en 0.25 puntos porcentuales, pese a la recomendación de varios economistas que sugerían una pausa necesaria para aclarar la situación. Esto, a decir de Krugman, debe llevar a que el riesgo de una recesión se vea incrementado. En el caso de Panamá el alza de la tasa de interés conducirá a una menor actividad económica y a una mayor inflación.
Una estrategia urgente
Es necesario insistir en la necesidad de una estrategia que permita minimizar los posibles impactos de los factores de incertidumbre. Esto debe llevar, sobre todo si se piensa en el empleo decente y la sostenibilidad ambiental como el objetivo central, a una revaluación crítica del actual estilo de desarrollo del país.
El autor es Economista. Profesor Emérito de la Universidad de Panamá.