Por Ramiro Guerra M.
Abogado, escritor y cientista político.
Tengo para mí que, la situación compleja por la que atraviesa el país, es el resultado de un agotamiento del entramado institucional.
El estado de derecho ha venido a menos; la democracia con severos grados de agotamiento y la partidocracia es un reflejo real de la crisis.
El prebendalismo mediático ha permeado y contaminado a toda la sociedad. Los valores esenciales han sido trastocados y subvertidos.
Todo queda bajo la rúbrica de una absoluta opacidad, falta de transparencia y credibilidad.
En un escenario como el descrito, resulta nada fácil administrar en proceso electoral. Sobre todo, por la gama de intereses en pugnas, no necesariamente dirigidas a construir un escenario de decencia, sino generar un ambiente de zozobra, inestabilidad y vaya a saber con qué cálculo y propósitos oscuros.
La pregunta que nos hacemos, ¿quiénes están detrás de la campaña, dirigida a deslegitimar al tribunal electoral, como el ente rector del proceso electoral? ¿Quiénes se benefician de un tribunal debilitado y desacreditado? Seguro no es el pueblo y la democracia. Son intereses creados que giran en torno al poder económico que buscan agravar el vacío de poder y como consecuencia, invertir para falsariamente inventar seudo liderazgo y con ello engatusar al pueblo.
Esa estrategia entre sus enfoques tácticos, está la de debilitar y desacreditar el tribunal electoral.
No tengo la menor duda, los ataques al tribunal electoral, son políticos.
No nos dejemos manipular por gente que, en su agenda, no está fortalecer la democracia.
Como se dice popularmente, “en río revuelto, mortandad de peces”. Esa gente, se creen que ellos, en una situación como la señalada, serán los más favorecidos.
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