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“Hay que gobernar con autoridad moral para que se respete el poder”. Dr. Luis De León Arias

Un discurso dado hace casi 43 años atrás que sigue teniendo vigencia.

El líder que invoca la fuerza para alcanzar un objetivo, sin importarle las repercusiones que pueden resultar de su actuación no está más que demostrando su mediocridad y la falta de confianza en sí mismo.

 

Discurso del H.R. Luis De León Arias presidente saliente y entrante de la Asamblea Nacional de Representantes de Corregimientos el 11 de octubre de 1981

Dr. Luis De León Arias Actual presidente del Instituto de Juristas de Panamá.

 

Los 505 principales, suplentes y constituyentes son los líderes del pensamiento popular”.

Nuestra exposición en este acto de clausura a la cuarta convocatoria por derecho propio de la Asamblea Nacional de Representantes de Corregimientos me exige expresarles, honorables colegas, nuestro agradecimiento político por la forma en que ustedes han contribuido al perfeccionamiento de la imagen y de la autoridad política de nuestra Asamblea, como poder del Estado, con miras exclusivas a ofrecer y garantizar la defensa de los intereses del pueblo panameño. Estamos convencidos y podemos afirmar que el nuevo papel determinante que ejecutará el Representante del Corregimiento a nivel de su comunidad y en el resto del país será con miras a enfocar los problemas que lo afectan con soluciones rápidas y concretas.

Nos iniciamos en el cuarto año de mandato de representación política con programas de carácter social que tengan como finalidad la integración de la familia en los corregimientos y con ensayo político para detectar los diferentes problemas que afectan a la comunidad en el campo de la salud, el trabajo, la educación y la producción y plantearlos a nivel del Consejo Municipal y Consejo Provincial de Coordinación y gobierno central.

Ahora se hace necesario que el Representante de Corregimiento haga uso de todos los recursos que están a su alcance, para que con coraje y valentía defienda a su comunidad. Él no debe estar condicionado a voluntades ajenas, debe responder al querer y a la voluntad de su corregimiento, de esa forma, cuando nuestro pueblo nos examine y nos evalúe, lo hará con orgullo y satisfacción, si hemos cumplido con las funciones que mediante el voto popular nos recomendaron. Será entonces el pueblo que se convertirá en el organismo de defensa del Representante de Corregimiento. Actuemos siempre con justicia moral, no manchemos las páginas donde se recopila la historia del Poder Popular.

Deseo expresarle al pueblo panameño mi profunda preocupación por algunos acontecimientos que de forma continuada se están dando en nuestro país y que si no se les pone fin pueden causar luto en las familias panameñas. Me refiero a algunos periodistas patrióticos que manejan la pluma con tinta de odio en sus escritos, es notable que de su pensamiento se desprende amargura, alejándose de la existencia de una verdadera vocación periodística, que debe ser el postulado que lo identifique con la opinión pública. Sostenemos la tesis de la libertad de expresión, materia constitucionalizada, pero no compartimos la forma irrespetuosa y poco digna de periodistas que desconocen las concepciones de la etiqueta de la honradez y del honor y por vicio atropellan la dignidad del ser humano, desfigurando la persona en todos los sentidos. En forma horrenda y sin ningún tipo de compasión, enumeran sus defectos, que no son más que la composición en que nos hicieron nuestra madre y nuestro padre.

No hay que recurrir al aseguramiento de pruebas para demostrar que algunos de ellos por medio de sus escritos están actuando de forma intencional y programada para crear y fomentar la insurrección en el país, incluyendo el caos político, porque tienen como mira la desintegración de la familia panameña, pero son estos periodistas, fanáticos de la democracia mal conceptuada, porque la democracia conceptualizada, desde el punto de vista del derecho y la filosofía, contempla como una de sus características el respeto a la dignidad de las instituciones que rigen un país y el respeto a la dignidad humana. La democracia contempla los actos justos y en especial exige una responsabilidad moral en el que la invoca.

Para los hombres de principio, invoquemos la libertad, la democracia bajo concepciones de moral. En la misma forma que sostengo que hay periodistas que guían la pluma con desprendimiento de odio y sin vocación, la gran mayoría de nuestros periodistas han encausado su pensamiento en la defensa de los derechos políticos, sociales y económicos y han tratado los problemas nacionales e internacionales con un pensamiento puro y realista.

Me corresponde señalar que esa gran mayoría de periodistas han informado al pueblo panameño de forma objetiva las gestiones que realizan los tres poderes del Estado dentro de su competencia. Estos periodistas que actúan con vocación a su profesión y a la patria son merecedores de nuestra admiración y felicitaciones. Solicitamos al Ejecutivo que con

más frecuencia se otorguen las órdenes y medallas al mérito a estos periodistas que han consagrado y consagrarán su vida y sus pensamientos a amparar la Patria, para que no caiga en la insurrección y en la violencia. Cuando hablo de periodistas, hago referencia a los que siguen la conducta del oficialismo y también a los de oposición.

En nuestra literatura democrática es un mandato la aceptación de los periodistas de oposición, ubicándolos dentro del marco de su propia ideología de partido y allí los encontramos en despliegues noticiosos objetivos, con exposiciones concretas y que sirven de orientación para nuestros gobernantes y para su perfeccionamiento en el ejercicio de las

funciones que les corresponde ejercer por mandato constitucional y popular. El hecho se refiere al periódico La Prensa, que hay uno o dos periodistas que reflejan su indignación humorística con ataques directos y ofensivos al pueblo panameño y a sus dirigentes, a estos periodistas los exhortamos a que sigan escribiendo, que sigan criticando, pero que tengan un poco más de respeto, no por los funcionarios públicos o políticos, sino por las personas humanas y que cuando hacen afirmaciones de carácter delictivo contra una persona, cualquiera que esa sea, lo hagan suministrando la prueba que sustente la noticia.

Si hacemos un análisis psicológico, podemos extraer como conclusión que el periodista que se dedica, a través de sus escritos, a difamar, sin aducir pruebas, a cualquier ciudadano, y más aún a los que ocupan cargos de jerarquía política, están reflejando su propio conflicto de personalidad y las peleas continuas con su “yo interno”, que ansiosamente desearían igualarlo a la persona que atacan. Para suerte de nuestro destino patrio, en nuestro país estos casos lamentables se dan en un uno por ciento, lo que significa que el 99 por ciento de los periodistas panameños engrandecen nuestra insignia Patria.

Si he dedicado parte de mi discurso a los periodistas panameños es porque estoy convencido que, al igual que Mateo Iturralde, ninguno es capaz de vender su patria. No creo que los errores intencionales en que incurre un periodista por medio de la calumnia, de la difamación y la injuria deben ser corregidos mediante sanciones tribunalicias, y valga esta afirmación, porque de acuerdo con la psicología, hay quienes buscan ser siempre las víctimas para que los admiren con piedad.

Espero siempre que nuestro pueblo mantenga credibilidad en nuestras actuaciones y por qué no decirlo aquí, nuestro triunfo político para muchos es alegría y para unos pocos es amargura y decepción.

Tratemos de evitar volver a los tiempos de dominio del Derecho Romano, donde los hombres hacían justica por sus propias manos. Somos contrarios y nos oponemos al recurso de la violencia contra la libertad de expresión, ya que lesionan la institución de derecho de la propiedad privada y ponen en riesgo la vida de personas que allí desempeñan sus funciones.

Nuestras acciones deben ser dirigidas a impedir la repetición de hechos como el que ocurriera el mes pasado contra un medio de comunicación social. Actos de esta naturaleza empañan la imagen de nuestra madurez cívica, tanto en el ámbito nacional como internacional.

Expresemos nuestra satisfacción para la Guardia Nacional, cuando en su comunicado, a la Prensa nacional, de fecha 23 de octubre de 1981, dice: “No permitiremos acciones irresponsables, procedan de donde procedan”, de allí la reafirmación del pensamiento:

“Hay que gobernar con autoridad para que se respete el poder”.

Pero es nuestra convicción de que los hechos que ocurrieron el día 22 de octubre a las 3:40 p.m. contra el diario La Prensa, no son más que el resultado a los actos diseñados y programados con intencionalidad por parte de las víctimas para obtener el resultado del cual fueron objetos, con la voluntad de buscar un fin, un objetivo, el resquebrajamiento de la tranquilidad colectiva y el clima de tranquilidad política.

En igual forma que la oposición, este Gobierno y el Poder Popular han criticado el hecho ocurrido el 22 de octubre a las 3:40 p.m. y con justificada razón. También le solicitamos que cuando esos elementos ataquen la honorabilidad de las personas del proceso, actúen para contrarrestar las difamaciones, las calumnias, las injurias y que impidan que se incurra en el delito de profanación contra los muertos. De esa manera contribuirán a que en nuestro país no se vuelvan a registrar los acontecimientos como los ya mencionados. Si la oposición quiere que se le respete sus derechos, también exigimos que se respeten los derechos del proceso, de lo contrario nadie se hará responsable de lo que pueda ocurrir en el futuro.

Hay casi siempre sentimientos que impulsan a un hombre a defenderse cuando atacan a su propia honorabilidad o a terceras personas con quienes poseen vínculos estrechos de consanguinidad o de amistad. Sentimientos relativamente aceptables desde todo punto de vista lógico, incluyendo el Derecho Penal. En nuestro país no hay cobardes, somos tolerantes por las concepciones herenciales de nuestras familias.

La Asamblea Nacional de Representantes de Corregimientos agradece con homenaje a los periodistas, radio y telecomentaristas y propietarios de los medios de comunicación la contribución que nos han ofrecido a través de sus medios, para informar al pueblo sobre los aconteceres de la vida política de la Asamblea Nacional de Representantes de

Corregimientos y del Consejo Nacional de Legislación, y en reciprocidad le ofrecemos garantizarle permanentemente el derecho a la libertad de opinión y la custodia del instituto de la democracia.

Recurrimos a la iglesia católica por ser esta la religión que profesan las grandes mayorías del pueblo panameño, para que desde los altares se impartan no solamente las orientaciones de la fe espiritual, sino también para que, desde ese púlpito sagrado, se lleven los mensajes del respeto a la dignidad humana y que contribuyan al engrandecimiento de nuestra sociedad en los aspectos de la moral; que luchemos conjuntamente para la integración de la familia panameña, como principio fundamental de la fe en la existencia de la vida humana.

Esto no significa que violemos las normas del derecho canónico, todo lo contrario, para los canonistas la máxima obligación del sacerdote es decir la verdad y mientras la iglesia católica mantenga presente ese postulado, ningún hombre católico renunciará a su iglesia para ampararse en los rituales de las otras asociaciones religiosas.

Con esto no quiero decir que las demás iglesias que ejercen funciones religiosas en nuestro país no tengan como objetivo lo antedicho, pero es que cuando el católico no encuentra en su doctrina religiosa el fin que busca, transfiere su causa y efecto de su vida en otra fe.

Esperemos que esta exhortación a nuestra iglesia católica tenga, en la interpretación, la expansión de la voluntad de un hombre que quiere para su país tranquilidad, paz y armonía, los mejores renglones para la conservación de la sociedad y en el caso la nuestra.

 

El que ejerce un liderazgo con el poder debe utilizarlo con responsabilidad, recurrir hacia la búsqueda de conquista sin el atropello y sin violencia, utilizar maniobras pacíficas a través del diálogo.

 

Encontrándose presente en esta sala autoridades nacionales e internacionales, hacemos un llamado a los líderes estudiantiles y obreros, que asuman en el ejercicio de su liderazgo, el ser guías y asesores y que no comprometan la vida ni la seguridad de los que los siguen.

El que ejerce un liderazgo con el poder debe utilizarlo con responsabilidad, recurrir hacia la búsqueda de conquista sin el atropello y sin violencia, utilizar maniobras pacíficas a través del diálogo. El líder que invoca la fuerza para alcanzar un objetivo, sin importarle las repercusiones que pueden resultar de su actuación no está más que demostrando su

mediocridad y la falta de confianza en sí mismo. El dirigente estudiantil que se convence que tirando piedra y rompiendo vidrieras aumenta su liderazgo y su autoridad en el grupo, está bien equivocado, por esta actitud corre el peligro de ser reemplazado por un nuevo dirigente. Por otra parte, los dirigentes obreros que continuamente están en controversia

pueden perder la hegemonía del grupo, el control de su autoridad y ser rebasados por las mismas fuerzas que lo apoyan en sus iniciativas conflictivas.

En cuanto a los educadores, comprendemos su lucha de superación académica, aceptamos sus dirigentes, pero en igual forma que hacemos los indicativos para los estudiantes y para los obreros, le corresponde a los educadores, máxima garantía de la intelectualidad panameña, elaborar con su comportamiento los preparativos para nuestras presentes y futuras generaciones, así como enseñar desde las aulas de clases los principios de defensa

y lealtad a la Patria y el respeto a los valores humanos.

En lo que respecta al poder Ejecutivo, continuaremos respetando las atribuciones que le competen a ese poder del Estado, pero requerimos, sin que esto signifique injerencia de un poder en otro poder, que el Ejecutivo en algunas tomas de decisiones que afectan la economía del pueblo, como lo son los aumentos que encarecen el costo de la vida, consulte a los diferentes sectores a quienes dichas medidas van dirigidas. Esto es así porque le corresponde a los Representantes de Corregimientos, quienes poseen poderes políticos especiales, actuar en defensa del pueblo en todas las medidas que se adopten, que lo afecten directa e indirectamente. Los Representantes de Corregimientos son los líderes del pensamiento popular.

Pero es necesario aclarar a la opinión pública, que es injusto culpar a los Representantes de Corregimientos que no dan respuestas mediante proyectos a sus comunidades y es tan injusto, porque la Asamblea Nacional de Representantes de Corregimientos no tiene injerencia en la elaboración y aprobación del presupuesto nacional, esto significa que el control político lo asume quien maneja el presupuesto nacional. Durante muchos años se han escandalizado de que el Representante de corregimiento hace y deshace, inclusive se le acusa de malos manejos de los fondos de la Junta Comunal. Quiero dar testimonio, ante la faz del país, de que las partidas que actualmente se expiden a favor de las Juntas Comunales corresponden a la cifra de 10 mil balboas anuales. Pregúntese al pueblo qué obras o cuántas obras se pueden hacer con 10 mil balboas en un corregimiento.

Pensemos en corregimientos como Curundú, Río Abajo, Juan Díaz, Pedregal, incluyendo también los corregimientos cabecera del interior del país. Tomemos el caso de Penonomé. Alguien que me responda, qué puede hacer el Representante de Corregimiento con la mencionada partida, qué malos manejos de fondos puede haber en una Junta Comunal con esa irrisoria suma. No creo que exista Representante de Corregimiento que quiera manchar su etiqueta de honor para apropiarse de parte de la mencionada suma, además él es la persona que contribuye, a través de ayuda económica individual, con los moradores de su corregimiento, que sufren riesgos como en caso de muerte, de enfermedad. No es injusticia que el Representante de Corregimiento, amparado en su sentimiento humano,

donde cinco sacos de cemento o un par de hojas de zinc a las familias de escasos recursos económicos que construyen su pequeño rancho.

Vamos a coordinar con el Contralor General de la Nación, licenciado Damián Castillo, para hacer un severo juicio a los Representantes de Corregimientos, que a través de peritaje nos demuestren indicios de haber hecho mal uso de la partida de los 10 mil balboas.

Por otra parte, es cierto que los municipios también dan aporte económico a las Juntas Comunales, pero el caso es que la mayoría de estos municipios no perciben ingresos y su presupuesto escasamente cubre los gastos de planillas, y así nos encontramos con municipios que tienen que ser subsidiados económicamente por el gobierno central, para evitar la quiebra.

Es notable en estos municipios que el personal devenga salarios sumamente bajos. Piensen solamente en corregidores que están devengando 50 balboas mensuales, con responsabilidades mucho mayores que la de cualquier funcionario público de jerarquía, por ser ellos los jefes de Policía de su corregimiento. Para ser exacto, de los 65 municipios en

que se reestructura la geografía jurídico-política del territorio patrio, 48 municipios están subsidiados por el gobierno central, con sumas que oscilan entre los 5 mil, 10 mil a 30 mil balboas, arrojando un total en susidios de 261 mil balboas anuales.

Cabe señalar que en el año de 1976 el Gobierno nacional obtuvo un préstamo de la A.I.D. por la suma de 4 millones de dólares para crear el Fondo de Desarrollo Municipal, se financió a 40 años de plazo. La idea de este fondo era el de financiar proyectos de desarrollo municipal a bajos intereses a largo plazo, pero son tantos los requisitos, actos protocolares y exigencias de garantía que ningún municipio estará en la capacidad de obtener préstamos de ese fondo de desarrollo municipal para constituir pequeñas empresas a nivel distritorial. Lo más grave es que siendo Panamá el centro financiero, ofreciéndole el gobierno constitucional, que preside el doctor Arístides Royo, los más grandes beneficios que no registra la historia bancaria en ninguna legislación de otros estados, estos bancos extranjeros no reconocen las Juntas Comunales como instituciones, con personería jurídica, con derecho a comprometerse y obligarse.

El pueblo no puede responsabilizar al Representante de Corregimiento por el estado de deterioro en que se encuentran algunas vías de comunicación terrestre dentro de la comunidad.

El Representante de Corregimiento ha elevado gestiones al Ministerio de Obras Públicas por ser competencia de ese ministerio construir y reparar las calles. Pero el Ministerio de Obras se exime de responsabilidades delegando esa responsabilidad en el Consejo de Gabinete.

Idéntica tesis usaremos en los corregimientos donde hacen falta escuelas, esa es competencia del Ministerio de Educación, al cual se le suministra la partida destinada para la escuela.

Al Representante de Corregimiento le corresponde la obligación, previo estudio de la población estudiantil, exigir la construcción de las aulas escolares. Los ejemplos serían innumerables, pero la realidad es que todos los males recaen sobre el Representante de Corregimiento y hoy lo encontramos asumiendo nuevas responsabilidades, construyendo

con apoyo de la comunidad, puentes sobre las quebradas, aulas para escuelas, acueductos, calles, estas son obras que el Representante de Corregimiento hace con entusiasmo. Pero hacemos el llamado de que ya es tiempo de compartir obligaciones y responsabilidades con el Representante, la comunidad y las autoridades gubernamentales, porque tenemos las pruebas de que hay comunidades con oradores que solamente exigen y que no hacen ningún aporte.

Yo le pido al pueblo panameño más acercamiento al Representante de Corregimiento para que se compenetre en los verdaderos problemas que se les presentan al Representante. Existe una campaña tendenciosa a debilitar la fuerza política que representa la Asamblea Nacional de Representantes de Corregimientos en asuntos legislativos y políticos y esto se da en todos los niveles, es decir, dentro de ciertos sectores gobiernistas y otros de la oposición. Pero la respuesta es clara, hay conciencia y madurez política en las actuaciones que realiza cada Representante de Corregimiento.

La Asamblea Nacional de Representante de Corregimientos como poder del Estado no se va a prestar para maniobras políticas, todo, por el contrario, mantendrá su autoridad y su poder para garantizar la mejor defensa de los intereses del pueblo panameño, y en especial la protección para nuestra juventud, la cual está siendo absorbida por los vicios y las

drogas, lo que les provoca irremediables daños físicos-cerebrales. Pero lo absurdo de esta tragedia es que se condena al que sustrae unas cosas, “delito de hurto”, enviándolo a Coiba y el que trafica con la droga se absuelve, porque el primero no tiene padrino, mientras que el que negocia con la droga lisiando a centenares de jóvenes panameños, ese tiene padrino y de los grandes. Que investigue el pueblo. Esta Asamblea, compuesta por hombres cuyo destino exige trabajar por el bien social de los demás, debe proteger al hombre que produce, facilitarle los instrumentos mecanizados

y abaratar los costos del insumo para que pueda producir y pueda, con justificada razón, tener ganancias que compensen su trabajo. Mientras no aplicamos verdaderos cuidados al hombre que trabaja las tierras, lo obligamos a abandonar el campo y a emigrar a la ciudad capital, equivocadamente a vivir en las áreas superpobladas, con problemas estructurales, como lo son Curundú y San Miguelito. Corresponde hacer el primer ensayo a los Representantes de Corregimientos en los Consejos Provinciales de Coordinación, con la presentación de anteproyectos de ley que contemplen el mejoramiento agroindustrial.

Para concluir, queremos hacer algunas consideraciones en relación con el partido que registra como afiliados a la gran mayoría de los Honorables Representantes de Corregimientos: el Partido Revolucionario Democrático, incluyendo el suscrito. Por considerar este hecho, nos vemos autorizados a exigir respeto recíproco de copartidarios para que nuestro

movimiento político no sufra deterioro ni divisionismo, es por eso que tanto la dirigencia del partido como las diferentes comisiones en que se estructuran los principios ideológicos del partido deben tomar medidas inmediatas para impedir los insultos continuos a que son sometidos tanto presidente de la Asamblea de Representantes de Corregimiento como

los Honorables Representantes de Corregimientos y radio escuchas.

En el caso de la Radio Nacional, emisora estatal, con un programa a la una de la tarde, que con la desesperación de imitar los programas de otras radioemisoras de propiedad de particulares, se ha convertido en el programa más bochornoso y chantajista de la opinión pública, que atenta contra los criterios de la integración moral de la familia panameña y quienes están al frente de ese programa son todos del Partido Revolucionario Democrático.

Dejo esta inquietud a los dirigentes del partido, invocamos el recurso de que es tiempo que comiencen a aplicar las disposiciones disciplinarias del Estatuto del partido. Si estamos en un partido es para hacernos defensa recíproca entre copartidarios y garantizar el fortalecimiento político del partido y de sus afiliados. Nadie está obligado a pertenecer a un partido para soportar difamaciones de aquellos que presumen con su puesto estar en el partido.

A veces pienso, y con justificada razón, que hay quienes alegan estar con el partido para ganar canonjías por parte del gobierno y así obtener contratos con la nación y participar en todas las licitaciones y que se les faciliten los locales en arrendamiento de la Zona Libre de Colón; mientras que hay miles de panameños sentimentalmente afiliados a nuestro partido que están sin trabajo y otro gran número que trabaja en instituciones gubernamentales que son militantes torrijistas, que han sido despedidos para nombrar en esos mismos puestos a quienes no creen en el gobierno, ni en el proceso, ni en la revolución y jamás creyeron en Torrijos. Quien está en un partido arriesga su destino con los otros partidos y por ese sacrificio debe recibir una compensación por su lealtad, salvo casos excepcionales en que un funcionario público incurra en hechos que den mérito para su destitución, porque el funcionario público afiliado al partido no debe abusar de la protección y de la garantía que le ofrece el mismo.

Hacemos la promesa, con investidura de obligación, que haremos crítica al partido cuando sea necesario, porque quedamos silenciosos ante los errores que comete el partido equivaldría a ser tan culpables como el que ve a una persona que se está ahogando en un río y pudiendo salvarla, no la salva.

Señores dirigentes del partido, actúen con criterio político y disciplinario, tengan presente que el Representante de Corregimiento juega un papel decisorio en su corregimiento, coordinen sus acciones políticas con el Representante de Corregimiento. Actualmente están designando en los comités políticos, a nivel de corregimiento, a personas que no tienen ni carisma ni capacidad política y tienen celos contra el Representante de Corregimiento y están provocando el divisionismo en el corregimiento. Si existen copartidarios en el corregimiento que están pensando desplazar la autoridad política del Representante de Corregimiento, se están equivocando, porque al Representante de Corregimiento lo reemplaza únicamente la voluntad popular, y quien intenta o trate con falsas teorías excluir como fuerza política al Poder Popular, desconoce que el Poder Popular es la genuina representación del Torrijismo y encontrará la resistencia de todas las fuerzas que apoyan al sistema de representación popular.

Uno de los principios que inspire a nuestro Partido Revolucionario Democrático debe ser el de la custodia y protección permanente de las garantías sociales y convertirse en máximo juzgador en política de los hechos que se dan a lo interno del país, participar en defensa de los intereses de sus afiliados, adoptando posiciones firmes, e inclusive ser contrario a ciertas medidas que tome el Gobierno nacional y que afecten los intereses económicos del pueblo panameño, como también tomar medidas sancionatorias, que vayan desde la amonestación hasta la expulsión del partido contra los afiliados que en sus actuaciones empañan la imagen del proceso.

Las decisiones que adopten los dirigentes de nuestro partido deben ser consultadas con los miembros del Directorio, porque cualquiera medida inconsulta que ejecuten los dirigentes que sea contraria al sentir popular pone en riesgo el poder político y las estructuras de la organización y compromete su futuro. Esta afirmación es necesaria, por considerar que la gran mayoría de Representantes de Corregimiento están afiliados al P.R.D. y por esta condición, las decisiones negativas que expida el partido afectan directamente al Poder Popular como fuerza del proceso.

Los Representantes de Corregimiento, como contralores políticos, estaremos atentos para calificar los errores que cometa el partido y haremos las críticas en defensa de la obra Torrijista, para garantizar la preservación y perpetuación del proceso. Honorables colegas, vivo y viviré para cultivar mi honor y garantizar el de ustedes.

 

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