Por Ramiro Guerra M. Abogado y cientista político.
Las crisis, cuando las masas y sus representaciones orgánicas irrumpen como una fuerza productiva por la que imponen cambios y nuevas correlaciones.
No solamente están ellos, sino también la sociedad civil (Iglesias, organizaciones ambientales, asociaciones de jóvenes, mujeres etc)…
No se necesita ser politólogo, sociólogo, para darnos cuenta que el gobierno de Cortizo se ha quedado como un rehén de palacios, solo y sin referente social alguno.
Hasta las élites del poder económico recelan del gobierno, pero saben aprovechar la debilidad del gobierno. ¿Qué le queda al gobierno? La violencia oficial que es monopolio del estado.
Observen que hasta el partido de gobierno lo ha dejado a su suerte.
Esta crisis ahondada por errores tras errores por la conducción del estado y ahora con el tema de minera cobre Panamá, catalizador de los problemas acumulados y pequeñas crisis no resueltas.
Frente a lo señalado, ¿a qué jugó el gobierno? Políticas asistencialistas y a un populismo de derecha pivoteado desde decisiones centralistas y mediando corrupción; todo esto ha sido derrotado en la coyuntura.
Solo los escribanos de palacios no entienden, pero que justifican. Millones y millones en publicidad para vender ilusiones y también derrotados, como es en éste el tema de la minera Quantum, minera cobre Panamá.
Interesante, la correlación de fuerza favorece al pueblo. Sin embargo, el gobierno y la oligarquía, centra su embestida en sus medios de comunicación que, durante la coyuntura, han tratado de influir en la población para aislar a los jacobinos sociales y generar grados de adversión contra las fuerzas sociales populares, democráticas y progresistas.
Apuestan a la división; les asusta el hecho de cómo las organizaciones hayan logrado ascemder a un nivel de calidad de convergencia. En este contexto, el gobierno viene jugando al desgaste de la lucha de las mayorías. No de otra forma se puede interpretar sus últimas posiciones.
Si ocurre por el lado del gobierno, por el lado de la asamblea, espectáculo circense y vacilaciones sospechosas de que juegan a intereses no confesos. En cuestion de horas se dan golpe de pecho de arrepentimiento sobre errores, que les ha llevado a pagar un costo alto, pero a la vuelta de la esquina vuelven sobre lo mismo.
Toda una comedia bufa digna de un librito de Jean Baptiste Moliere (Moliere).