Repensar nuestros museos universitarios

Ha sido poca la costumbre en Panamá de fomentar la participación de este tipo de instituciones culturales y educativas en nuestro medio, no siendo así en otros lugares de la geografía mundial. De hecho, muchas personas en Panamá los desconocen y otros no terminan de entender su valoración y función en el panorama cultural. Los museos universitarios tuvieron su origen en el siglo XVII, en Inglaterra, al comprender la Universidad de Oxford que sus colecciones podían ser utilizadas como muestrario de la labor educativa que realizaba la institución, de esta forma se constituyó el Museo de Arte y Arqueología Ashmolean, cuya colección incluye desde momias egipcias hasta arte contemporáneo, siendo seguida esta iniciativa por otras universidades europeas, al punto que en la actualidad son numerosas estas instituciones en dicho continente.

En el caso panameño, si bien habían existido, desde la primera mitad del siglo XX, los museos adscritos a instituciones educativas, muy particularmente el de la colección arqueológica de la Escuela Normal de Santiago, esta iniciativa no se vino a llevar a cabo en el ámbito universitario hasta la década del 70, específicamente en la Universidad de Panamá. En la actualidad, siguen funcionando, pese a las precariedades que presentan, lo que es positivo; sin embargo, se hace pertinente una reevaluación diagnóstica de estas instituciones para lograr una mayor repercusión en la ciudadanía, al tiempo que logren una mayor rentabilización de su oferta y mejores grados de autogestión.

Ser consecutivo con esta finalidad precisa redefinir la constitución de los mismos respecto a su oferta y evaluar si realmente son museos o centros de visitantes, pues, en el primero de los casos implica el establecimiento de una infraestructura que supera la sala de exhibición al incluir espacios de conservación, colección, disertación y talleres pedagógicos, destinados al constante pensar y repensar de exhibiciones permanentes, temporales e itinerantes. Para el segundo de los casos, es necesario entender que un centro de visitantes, interpretación o promoción, independiente de las colecciones que pueda exhibir está vinculado, más que todo, a la promoción de la universidad como punto de desarrollo investigativo y cultural de la nación, promoción que es válida para una ciudadanía que en sus primeros acercamientos a esta casa de estudios desea información científica e informal que la acerque y la empodere de la misma.

No hay nada que marque más a un niño, o joven, que verse identificado en un museo o centro de visitantes o exhibición, de una universidad, quizá esa visita defina el destino de generaciones de profesionales que no dudarán en reconocer que ese momento de magia los impulsó al estudio de tal o cual carrera. Es buena hora que repensemos nuestros museos universitarios en favor de que presenten una mayor visualización en la sociedad panameña, constituyendo un punto de inflexión atractivo para el semillero de estudiantes de la nación. Museos como el de enfermería, criminología, invertebrados, entre otros existentes ya en el campus universitario, pueden dar paso a un museo de la rica historia de la universidad, imbuida en la definición de los derroteros nacionales y su papel de fuente de pensamiento crítico y universal a favor de la democracia y la ciudadanía.

Repensar nuestros museos universitarios es, sin lugar a dudas, decirles a las futuras generaciones que nuestra casa de estudios está en espera de su potencial para consolidar un futuro promisorio a la nación.