El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Alejandro Román Sánchez
Sin perjuicio de que vuelva a referirme sobre el tema de las Reformas a la Caja de Seguro Social, presentadas por el Órgano Ejecutivo, me permito compartir la siguientes iniciales reflexiones, las que surgen después de un preliminar análisis.
1.- Escenario En Que Se Dan Las Propuestas De Reformas.
Las reformas a la CSS tienen suma importancia para el país, por cuanto a que guardan relación con la presente y futura sobrevivencia de millones de panameños, pertenecientes a diversas generaciones. Es innegable que después de décadas de latrocinio de los fondos públicos, fortunas mal habida e impunidad, el escenario en medio de la cual se presentan las reformas tiene trascendencia positiva o negativa, según si la población ha recuperado o no la credibilidad en sus gobernantes, a raíz de acciones concretas dirigidas a perseguir la corrupción y recuperar el dinero sustraído, caiga quien caiga.
En efecto, la puesta en práctica de medidas concretas para combatir la corrupción, crea un escenario favorable para presentar reformas que impliquen sacrificios compartidos por los sectores de la sociedad. En especial, de la inmensa mayoría de la población, que desafortunadamente tiene muchas carencias para una vida decorosa. El Pueblo puede estar menos reacio, aunque sea a regañadientes, a participar en los sacrificios que fueren necesarios, siempre que en verdad así lo sean.
Por el contrario, cuando la retórica contra la corrupción está huérfana de acciones concretas, las propuestas de reformas que implican más sacrificio de la población, pueden ser percibidas como un intento de cargar sobre los hombros de los demás, las consecuencias del robo de los fondos públicos por unos cuantos. Pueden ser percibidas como más de lo mismo. Como un intento descarado, un irrespeto mayúsculo y de máximo desacierto, aun cuando la situación de la entidad sea apremiante. En este escenario, es entendible que las reformas terminen por ser mal vistas, todavía más si contienen propuestas cuestionables.
2.- Aumento de la edad de jubilación. Se aumenta en 3 años para ambos sexos, quedando en 60 años para las mujeres y 65 años para los hombres. De esta forma, Panamá adoptaría la edad más alta que existe en la región, al menos para los hombres, por encima de países con menos riquezas. Lo hace, después de tantos años de latrocinio y corrupción, sin que haya acciones y compromisos de perseguir a los responsables y recuperar lo sustraído. El incremento perjudica a la población asegurada más vulnerable, dado que, por sus condiciones socioeconómicas, sus expectativas de vida son menores.
3.- Incremento de la cuota. Los empleadores deberán pagar un aumento en la cuota patronal del 3%., sin que se incremente la cuota obrera. Este es un aporte del sector empresarial, que nada impide que sea trasladado al consumidor de sus bienes y servicios.
4.- Incremento de la cuota de poder del Director General.
En vez de establecer mejores y más eficaces controles, para evitar que se repitan los escándalos de corrupción y de negligencia inexcusable, las reformas intentan dotar al Director General de mayores cuotas de poder. Aumenta a un millón de dólares los gastos que puede realizar. La compras de medicamentos y otros productos para la salud sin límite (ordinal 22 del art.29, pero el artículo 157 las limita a 3 millones de dólares, en el caso del procedimiento excepcional y especial de contratación, No obstante, es muy superior al límite establecido para el Ministro de Salud, que es por 500,000.00 dólares.
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