Por: Victoriano Rodríguez
Cuando el 11/09/2001, publiqué en otro medio -bajo el mismo título- vislumbraba la trama maléfica, perversa que impera en quienes venden su alma al demonio por lograr amasar fortunas.
Nefastas intenciones vienen cual saetas. Perfumadas y adornadas de rosas o bellas palabras. Confunden a incautos, máxime si cuentan CON PASO FIRME, disfrazado de humanismo y buenas intenciones.
En el 2005 el gobierno impulsó, promovió y aprobó la Ley 51 Orgánica de la Caja de Seguro Social (CSS), contra la voluntad popular, independientemente las manifestaciones realizadas.
Indicaba, en aquel artículo que: “Aún recuerdo cuando se implementó el Sistema Integrado de Salud, quizás con buena perspectiva, pero con procedimientos pocos convencionales, el cual funcionó por muchos años y ha dejado secuelas que hoy es difícil romper…”
“…como persona gustosa de opinar con claridad, honestidad y apego a nuestro derecho ciudadano, es necesario hacer cuestionamientos a quienes gobiernan y los administradores… ¿Qué es la CSS? ¿A quiénes pertenece?” Recordemos que el gobierno es sólo un empleador más.
La CSS es un ente autónomo no gubernamental que pertenece a los cotizantes.
“Es autónoma en su financiamiento, sin embargo, cuando un cotizante requiere de una cita médica especializada u hospitalización, tiene que hacer proezas para obtener un turno y -dependiendo del tipo de cita- esperar horas, semanas o meses para ser atendido (ocasionalmente morirse) en función de que los beneficiarios están haciendo uso del servicio”.
“…Implica que a quienes pagamos seguro nos ha sido transferida la carga Social, que es responsabilidad del MINSA a través de hospitales estatales y centros de salud. En consecuencia, aún cuando parezca mezquino, la Caja de Seguro sólo debe atender a quienes cotizamos.”
Para mantener los beneficiarios, el gobierno debe hacer aportes no menores del 3% del salario del trabajador -por cada beneficiario- o en su defecto pagar a la CSS la atención, medicatura y hospitalización, a precio de mercado, de los no cotizantes. Ahora, CON PASO FIRME ¡A recuperar lo robado! ¡No a las medidas paramétricas! Dios te salve, Panamá.
La verdad os hará libres, el silencio cómplice.