El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Ramiro Guerra M. Abogado y cientista político.
La fuerza de trabajo, tiene la virtud después de su uso, generar plus valor a lo que produce como valor de uso. Una cuota parte de ese excedente no regresa al productor, a la fuerza de trabajo, a los trabajadores.
Ocurre que el dueño de los medios de producción, del capital, son los que se quedan con esos excedentes.
En consecuencia la fuerza laboral, no es suficientemente retribuida, al punto que lo recibido como salario, no alcanza para la adquisición de medios para su reproducción en mejores condiciones de vida para los propietarios de la fuerza que genera valores de uso con poder de generar un plus, un excedente.
El capitalismo es el sistema de producción, de relaciones de esa naturaleza. Sin embargo hay formas de capitalismo salvajes, intensamente explotadores de la fuerza de trabajo. Se quedan con la masa de excedentes que genera la fuerza de trabajo.
El politólogo y abogado René Zavaleta Mercado, señaló que, una de las taras del capitalismo latinoamericano fue la que dió origen a una burguesía ideológicamente estatamentaria, lo que le impide entender o hacerse de reales estados democráticos.
Sin embargo, hay un tipo de capitalismo que, se hacen de formas políticas de estados, que propician que esos sobre excedentes, regresen a la sociedad como políticas de bienestar social y común.
Es decir un sentido de mayor solidaridad y bien común de esas tasas excedentarias. Lo anterior no implica la no existencia del fenómeno de la explotación. Son formas capitalistas con un sentido mas humano.
Lo anterior, muy diferente de la forma capitalista, vigente en la mayor parte del planeta, que reduce al trabajador a cosa y una simple mercancía. Su lógica exprimir al trabajador hasta dejarlo como un chupón de naranjo.
Esta realidad del tipo de relaciones sociales, difiere mucho de algunos países de Europa baja, donde los trabajadores tienen mejores condiciones de salarios y vida.
En nuestra regiones, el capitalista cree y piensa que, el trabajador viva para comer y a veces menos. No le interesa, que el trabajador, además de comer; tenga derecho a recrearse en familia, tomarse una cerveza, ir al cine, practicar deporte etc, etc… Paga salarios miserables.
Todo esto deben ser variables para la determinación de salarios justos y decentes.
En este contexto, como abogado laboralista, he venido sosteniendo que, la negociación de convenciones colectivas, no puede prescindir de estos beneficios y conquistas.
22-1-2024
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