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El desastre del SIACAP


Juan Jované

Los sistemas de pensiones por vejez basados en cuentas individuales, como lo ha demostrado la práctica, generan serias dificultades para la población asegurada. En la base de las mismas esta la idea de que en este modelo de pensiones los riesgos se entienden como estrictamente privados, es decir que impactan única y exclusivamente a los cuentahabientes. Las empresas que manejan las cuentas, por el contrario, siguen cobrando por la administración de los fondos, ya sea que existan ganancias o pérdidas.

Entre estos riegos se encuentra el financiero, el cual tiene dos elementos que pueden afectar seriamente el fondo de pensión de los asegurados. En primer lugar, está el riesgo de las bajas tasa de rendimiento, es decir de interés, de los activos en que se encuentran invertidos dichos fondos, lo que significa que la cuenta individual de cada asegurado se capitalizará poco, dando lugar a pensiones extremadamente pequeñas. Peor aún, puede darse la situación en que dicha rentabilidad sea inferior al cobro que hacen los administradores de estos fondos, lo que significaría que la tasa que percibirán los asegurados será negativa. Esto significa que pierden parte de su capital.

En segundo lugar, está la pérdida que puede enfrentar el asegurado por el hecho de que el valor de mercado de los activos financieros en que se encuentran invertidos sus fondos se reduzca. En este caso, si el asegurado se va a retirar por edad en ese momento, simplemente verá que la pensión a que tiene derecho estará reducida en la misma proporción que la caída del valor de dichos activos.

Se trata, vale la pena, de un modelo totalmente distinto a los sistemas solidarios. Estos últimos al tener la capacidad de distribuir el riesgo entre los asegurados actuales, así como entre las diversas cohortes de asegurados, tienen la capacidad de mitigar el riesgo individual. Los sistemas solidarios, además, no muestran los altos costos de administración que tienen los modelos de cuentas individuales manejados por el capital financiero privado. En muchos casos, la administración del fondo solidario es cubierta por el presupuesto general del Estado, sin costo alguno para el asegurado. Este es el caso de Panamá.

En nuestro país el Sistema de Ahorro y Capitalización de Pensiones de los Servidore Públicos (SIACAP) fue introducido en 1997 con la finalidad de que el sistema de cuentas individuales penetrara el sector público, a la vez que se generaba un jugoso negocio para los capitales financieros privados que operan en el país. Pese a que se promocionó como un modelo de beneficio para los trabajadores del sector público, el mismo hoy muestra su enorme falencia.

En efecto, como puede observar cualquier funcionario público cotizante del SIACAP, su fondo de pensiones se ha venido achicando desde hace algún tiempo. En efecto, de acuerdo al informe de mayo, el rendimiento del fondo general del SIACAP ha sido negativo en 3.42%, esto significa que cada cuentahabiente ha perdido B/. 3.42 por cada B/. 100.0 de su cuenta individual. Peor aún es el hecho que este fenómeno haya venido avanzando, de manera que el rendimiento negativo de los últimos 3 meses fue de 5.31%.

Desde luego que la empresa dedicada a la función de registradora y pagadora, así como las capitalizadoras no han perdido un solo centavo. El único perdedor ha sido el funcionario público. Las personas que han cobrado su fondo de pensiones en los últimos meses han tenido que soportar una pérdida económica. Esto se debe a que el fondo se achica entre el momento en que hizo la solicitud y el momento en que se le entrega el cheque.

Simplemente estamos observando el fracaso de las cuentas individuales.

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