En la desesperación y el afán por el poder, algunos se desbocarán, y generalmente, con el ejercicio de alguna cuota de poder, aunque no sea legítimo, se vuelven groseros, soberbios y altivos. Esa es una clara señal que su fin se acerca, porque antes de la caída es la altivez de espíritu.
Que siempre podamos mantenernos mansos, que significa que, podemos manejar y refrenar nuestras fuerzas y no verterlas por capricho y antojo, sino cuando la oportunidad llega. Que no se confunda nunca la mansedumbre con ser mensos.
Que nuestra sencillez sea el mejor aprendizaje de quienes teniéndolo todo, actúan como se no tuvieran nada, y no teniendo nada, como si lo tuvieran todo.
¡Así de sencilla es la cosa!