Eduardo A: Reyes Vargas
En América latina, se han dado victorias recientes de movimientos calificados de izquierdas o progresistas.
En tres países como Perú, Colombia y Brasil etc. los ganadores han obtenido el triunfo por muy escasos márgenes.
Ubican a esas poblaciones y quizás a otras de nuestra América en polarizaciones ideológicas.
Subyace una guerra “pacífica” de clases.
En mi reflexión muy humilde, creo obedece a las grandes inequidades que existen en esas y otras naciones frente a las riquezas acumuladas en ascenso por pocos.
Ha sido una tendencia marcada en las últimas décadas.
Para estos gobiernos recientemente triunfadores con poblaciones altamente polarizadas les será difícil dentro de la democracia respetuosa alcanzar algunas metas de la campaña.
Las grandes fuerzas del capital mundial tienen a la mayoría de estas naciones con grandes deudas, que se constituyen para los que prestan, en excelentes armas para poner barreras a avances sociales y económicos.
Pareciese que cada día se limitan las salidas democráticas a nuestros países.
De no poder mejorar el rumbo en las naciones mencionadas y otras, podrán surgir movimientos pacifistas que logren cambios estructurales que son los únicos que podrán erradicar tanta pobreza con sus lamentables y conocidas consecuencias.
Quizás para los poderosos del mundo y sus sucursales en cada país es necesario que la pobreza persista por los siglos de los siglos, pues permite la mano de obra barata, el obrero marginado para servir a tantas industrias, comercios o sectores agrícolas, servidumbre domestica etc.
La pobreza es un escenario para esclavizar integralmente al ciudadanos que cual subyugado como en siglos anteriores claudica ante los poderoso y políticos, para sobrevivir.