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Una semana que se perfila intensa y crucial en Panamá


Por: José Dídimo Escobar Samaniego

Esta semana, el jueves 1 de julio, el presidente Laurentino Cortizo Cohen, deberá concurrir a la Asamblea a dar el informe del Segundo año de su azarosa gestión.

Dentro de su partido, como en el país, deberá navegar por un mar proceloso, por causa de la pandemia, pero también en medio de un acelerado agotamiento de su capital político, cuando a la gente afincó muchas esperanzas en un cambio sustancial, que abriera puertas a la esperanza de una administración distinta, después de diez años de trágica y perversa corrupción e ineptitud que, dejaron al país en una real bancarrota pero, en el escenario, han faltado acciones concretas que, manifiesten con suficiente claridad, esa necesaria diferencia que el pueblo añora en lo profundo de su alma, y que esta semana arriba a los setecientos treinta días, que no han sido para nada fáciles.

Si bien Cortizo está acosado por las circunstancias, con un cambio de gabinete que la gente clama para ver si las cosas cambian, no obstante, la gestión de estos dos años, aportan un sabor agrio y dulce y un desgaste muy temprano, no solo por todo lo que tienen que ver con la pandemia, sino además, porque el desempeño en la administración general, la gente no lo siente como favorable y mucho menos exitoso.

Entre tanto, la realidad política es que, todos los partidos políticos no tienen ni vigencia ni liderazgo alguno, los independientes arriaron banderas, una vez pasaron las elecciones de hace dos años atrás, por lo cual gobierna, casi sin oposición política, más que, la que se expresa limitadamente en la Asamblea Nacional, en su propio partido y en el disgusto que expresa la gente como un descontento y frustración.

Como quiera que, un gran sabio de la historia dijo: “El corazón de un hombre es una rueda de molino que trabaja sin cesar; si nada echáis a moler corréis el riesgo de que se triture a sí misma”., es preciso que entre los panameños asumamos con la mayor responsabilidad en andar en estos tiempos de pandemia, de limitación, porque dos ideas opuestas no pueden ser las dos ciertas. De modo que, con la ayuda de Dios, nuestra experiencia nos aconseja, a confiar en el buen juicio, la conciencia y la gran tarea de forjar la unidad de los panameños, para poder salir adelante, porque divididos no prosperaremos, y confío también que el presidente Cortizo, podrá sentarse con todas las partes, porque no se trata ni siquiera de su honor personal, sino de supervivencia y la seguridad de nuestras propias vidas, la de todos los panameños.

Esta semana el gobierno de Cortizo deberá encarar con humildad, pero con determinación, el gran reto de reestructurar el Diálogo por la CSS, y poder salvar, no solo el mecanismo, sino sus resultados, dado que es imposible, llegar a acuerdo alguno, sin contar con los dueños de la CSS que, son los trabajadores que pagan de su salario las cuotas obrero patronales que lo mantienen y que garantizan la paz social del país. Por todas partes y en muchas esferas, el país requiere de ese entendimiento, pero para ello se necesita simultáneamente, un equipo de gobierno nuevo que tenga experiencia en sortear las dificultades, porque una cosa es navegar con mar tranquilo y otra muy distinta es enfrentarse a un mar embravecido.

Yo soy cristiano, mi fe está puesta en Jesucristo. “¿Qué es Dios para los cristianos? Un gran castillo, un poderoso escudo, una buena e invencible y formidable arma”. Con eso es suficiente para que salgamos con la corona de la victoria, y podamos celebrar la derrota del virus, y también de la corrupción. Volvamos nuestros rostros a la Luz verdadera y Eterna, y no andaremos en oscuridad y en angustia y miedo.

¡Así de sencilla es la cosa!

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