El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Francisco Cruz
Ayer me enteré que mi amigo el Pastor evangélico Pedro Pineda se mudó a otro mundo, además de pastor, era un filósofo y catedrático de la universidad de Panamá.
Quizás tenía como cincuenta años de conocer a Pedro Pineda, lo conocí cuando ambos éramos muy jóvenes, eran tiempos muy duros para él, se había graduado en el seminario bautista de bachiller en teología y como ese título era reconocido en ese momento por el Ministerio de Educación pudo ingresar a la universidad a estudiar filosofía.
Pedro tenía esposa y una hija y la estaba pasando muy difícil, mantener a la familia y estudiar en esos años era un dolor de cabeza grande. Pedro no se rindió nunca, me consta que algunas veces se fue caminando desde Arraiján a Panamá porque no tenía dinero ni para el pasaje.
Cuando se graduó logró laborar como profesor asistente, andaba mal vestido porque su ingreso no le alcanzaba, muchas personas se burlaban de él, pero nada lo incomodaba, seguía estudiando sociología y posgrados.
Con mucho sacrificio salió adelante, su esposa también fue a la universidad y educaron la única hija que tenían. Pedro nunca cambió, siempre fue un hombre humilde a pesar de su preparación académica, sólo tenía amigos, compañeros y hermanos de su fe.
Siempre sentí mucho respeto por mi amigo Pedro, porque a pesar de todo el conocimiento filosófico que tenía, era fiel a su creencia religiosa, entendió que el materialismo histórico era una herramienta para comprender la historia de la humanidad y no era una contradicción con su fe.
El Pastor Pedro era un lector de libro permanente, y leía de todo, me cuentan que tenía una gran biblioteca, todos los meses compraba libros, por eso tenía la capacidad de tener una tertulia de cualquier tema, religioso, político, del acontecer mundial, de cualquiera materia él podía conversar con argumento y respecto.
Hoy en día cuando abundan los pastores predicando la teología de la abundancia y prosperidad, sustentando que entre más dinero das a la iglesia Dios te devolverá mucho más, puedo decir, que el Pastor Pedro es un ejemplo que los milagros si existen, porque Pedro hubiera sido multimillonario, porque fue un ser humano ejemplar, un padre de familia responsable, un profesor muy querido por sus alumnos y compañeros de trabajo, y sobre todo muy fiel a su fe, eso es un auténtico milagro en estos días.
Me duele que me acabo de enterar que vivía cerca de mí y no lo sabía, nunca le pregunté dónde vivía, pude tener muchas tertulias con él, lo veía algunas veces en la universidad cuando visitaba las bibliotecas, pero después las cerraron para los que no son estudiantes y no pude ir más, durante la pandemia lo llamé y quedamos en tomarnos un café y hablar.
Espero que la universidad de Panamá realice un acto para otorgarle un reconocimiento a todos los años que le dedicó a la educación. Hasta luego amigo Pedro Pineda.
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