Eduardo A. Reyes Vargas
Doctrina ética que identifica el bien con el placer, especialmente con el placer sensorial e inmediato. El hedonismo.
Con esta definición inicio mi reflexión de hoy.
Muchas veces me hago la pregunta.
¿Cuál es la fuerza o fuerzas que inducen al ser humano hacia la búsqueda del poder para esclavizar a sus llamados hermanos o a los ciudadanos. y transformarse en seres hedónicos?
No es una tendencia humana nueva.
Desde que la historia se escribe, sabemos que la búsqueda del poder por parte de un grupo de hombres o naciones dentro de este planeta existe.
Por el poder se realiza la guerra, se practica la corrupción, se cometen crímenes individuales y colectivos. etc.
Lo que observo en común de los que buscan y ostentan el poder, es que desean hacer del hedonismo su hábito y mayor logro sobre la tierra.
Con ese poder político o económico mal habido en su mayoría de las veces, logran esa meta.
Los placeres más impensables forman parte de su cartera de ambiciones.
La ilimitada posesión de casas o mansiones, de autos de elevados costos, de las damas o caballeros que desean, de los grandes yates, aviones, etc. son ejemplos de esa idolatría por el hedonismo.
Lo acompañan la indolencia y el desdén sin importar en forma indolente la pobreza extrema de sus hermanos desposeídos. Eso no cuenta para nada.
No les importa que esas fortunas hayan sido logradas sobre muchas vidas pérdidas, en dimensiones de holocausto, y también mantienen a otros millones en una agonía diaria,
Quienes practican esta conducta son víctimas patológicas de la “felicidad” vendida por las corrientes del capital, que estimulan el consumismo a toda costa.
Los que nadan en esas corrientes del placer desmedido y sustentado por la deshonestidad, pertenecen a todas las corrientes ideológicas que se proyectan sobre nuestra gran choza mundial.
Todo indica que mientras los valores éticos y morales del ser humano desfallezcan o estén ausentes, observaremos estos escenarios de abuso por parte de minorías sobre mayorías.
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