Lafalta de credibilidad en los gobiernos y las instituciones del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) que se ha acentuado con la actual administración, viene a ser una combinación de factores, que se generan a partir de la percepción de corrupción, la ineficiencia en la gestión pública, la falta de transparencia y la creciente desigualdad social a la que se le pueden sumar, la represión, soberbia y deficiente comunicación que de modo exprofeso o no, como sea, ha roto toda vía de diálogo.
Además, agregase a lo antes señalado, las pocas noticias objetivas de los medios, la difusión de noticias falsas en redes y la polarización política que erosionan aún más la confianza social. A todo lo expresado, además, no existe una buena estrategia de comunicación estatal guiada por quienes deben y son responsables de estos temas fundamentales que pudieran propiciar una buena manera de transmitirle al pueblo lo bueno, lo malo y lo feo que esté sucediendo.
No sabría precisar, pero hay dudas muy razonables y no son teorías conspirativas, que sustentan y aclaran, en lo que en forma y fondo expresa el presidente en sus montubios mensajes cada jueves y que, por lo tanto, son evidentes los factores específicos que contribuyen a esa falta de credibilidad.
Uno de estos factores es la corrupción que no solo es un asunto de robar desde el alto, mediano o bajo puesto que se ocupe, como fue el caso reciente de un diplomático que, cierto, fue destituido por vender visas en 1,000 dólares cuando en realidad, solo costaban 60. Eso está en las redes sociales y no se ha desmentido.
No solo eso, es corrupción. Es también, perseguir, violar leyes, garantías y favorecer si es necesario, con el beneplácito de un exilio para el amigo por más corrupto que este sea y sin embargo, negarle esa misma posibilidad a cualquier otro que adverse al gobierno, aunque para tales fines, en esa persecución política, se haya llegado al extremo de tergiversar y fabricar supuestas pruebas con las que sustentan el acoso y la represión que a estas alturas, ya deja sus saldos en la cantidad de heridos, de parte y parte e incluso el caso de un estudiante muerto que se investiga y que han provocado el choque de pueblo contra pueblo y la detención, sin fundamentos, de los dirigentes populares.
Por tanto, la percepción o evidencia de corrupción en el gobierno y las instituciones, así como las prácticas clientelistas, donde los recursos públicos se utilizan para favorecer a ciertos grupos, socava la total confianza pública, ya no solo contra la estructura gubernamental, sino que todo ha ido escalando, cuando se entiende la naturaleza clasista que conlleva tener un gobierno de empresarios.
Corrupción es toda la tira y jala que se está observando el día de hoy (1/7/25) en la Asamblea Nacional. Lo que viene ocurriendo, más allá de pésima gestión interna, al final es como la película “The Sum of All Fears” en español: “La suma de todos los miedos. Porque también a Panamá la han sumado a la paranoica vorágine imperial y, por tanto, se le ha impuesto, estar del lado de Satán. Entiendo que Israel es el pueblo escogido de Dios; pero el gobierno israelí es otra cosa, que nada tiene que ver con ese designio divino. Allí, a lo interno de ese país, hay una intensa pelea, y es suprema; Dios y el Diablo han intensificado su eterna pugna en esta región en lo que alguien ha señalado como la “Guerra Santa”. Tremenda contradicción, si nos vamos a la etimología de estas dos palabras o a lo epistemológico si de la profundidad de su origen se trata. También señalan el principio del fin, el Armagedón.
El pueblo hebreo, así como los demás pueblos incluido Irán, todos defendidos por Dios y, por otro lado, el gobierno de Netanyahu apoyado por el Diablo, el disociado Trump, la OTAN y toda la estructura ideológico – militar de occidente. Dios tiene a los pueblos, el Diablo los gobiernos. Eso es bíblico.
Es más, hasta el propio Satán le teme a esa locura de Netanyahu – Trump – OTAN, y su temor es por simple deducción; ellos tienen capacidad de acabar el mundo y si esto sucediera, también acaba con esa dual labor especialísima, porque ya no habría almas que corromper ni almas que salvar, o sea, Dios y el Diablo quedarían desempleados. Tendríamos a dos desocupados más y agréguele a los ángeles, arcángeles y hasta el mismito San Pedro. En tanto, no se magnifique más estos acontecimientos, el mundo está alerta y erizado como gato amenazado por perro.
Al final, no es Irán el problema ni otros países abusados por este gobierno de Benjamín Netanyahu, un hombre sórdido y totalmente desprovisto de humanidad, que hace menos de dos años, el propio pueblo de Israel le había pedido su dimisión y que prefirió crear todo este escenario falso, con la única intención de permanecer en el poder y miren ustedes por donde van las cosas, prácticamente camino a una tercera guerra. Y lo peor es que todos los gobernantes importantes saben esto y no hacen nada. Incluso, sienten oportunistamente que lo provocado por este satánico personaje, es conveniente a los intereses occidentales, se equivocan rotundamente, pero miren como van los acontecimientos, cuando el propio Estados Unidos bombardea Irán y este ya le respondido contra bases norteamericanas en Medio Oriente.
Ante lo expresado, es evidente que el gobierno de empresarios en el poder de a chiripón, gracias al “sufrido exiliado” que permanece en la tierra de Pablo Escobar Gaviria, que además de haberse sumado a la escalada imperial, garantizando la presencia militar norteamericana en Panamá, también ha visto bajo estas circunstancias, la posibilidad de enquistarse en el poder y, por tanto, se entiende todo lo que está haciendo, que incluye esa estrategia de comunicación disociadora en la que se insisten en mantener cada semana esas estridentes alocuciones que hace el Sr. presidente y que escuchamos atentos, tan solo, por la curiosidad de saber el turno de quien recibirá el despótico guabazo de los dies lovis.