Todapersona humana, Estado o entidad tiene frente a sí dos maneras de crecer y de promocionarse o degradarse.
1.- Se puede crecer emergiendo de la dificultad, de las carencias y sobresalir sobre la base del esfuerzo, manteniendo los quilates de los valores superiores que dignifican al hombre, empezando por el amor, la solidaridad y la justicia que trae aparejada la paz.
2.- También se puede crecer, atropellando a los demás, utilizando la fuerza, amenazándolos, extorsionándolos, despojándolos de la libertad de la soberanía y autodeterminación e imponiéndose desconociendo lo que la civilización humana ha acumulado como orden jurídico internacional.
Bien lo decía Benito Juárez, “El respeto al derecho ajeno es la Paz”. Hoy Panamá, como si fuerza un sueño convertido en pesadilla, cuando nos creíamos libres, de repente hemos sido amenazado y el gobierno nuestro , lejos de defender la dignidad nacional, ha dicho que somos parte del territorio norteamericano y que aquí termina la frontera sur de USA, lo que configura una alta traición a soberanía nacional, porque es preciso que quede claro que, esta violación no es posible sin la cohonestación y consentimiento de quien debió representarnos, pero en su corazón, por causa de la genuflexión, palpita más la bandera de la franjas y estrellas que nuestro pabellón nacional.
Se requiere virtud y un espíritu elevado para entender y asumir que, la única forma de crecimiento que aceptamos, válido moralmente y el único que permanece en el tiempo, por su propia justificación moral, es el propio esfuerzo sin el atropello ni la negación de libertades y derechos a los demás.
Todo lo que ocurre hoy día es la manifestación inequívoca del estado de desesperación, decadencia y los estertores en que ha entrado la oligarquía imperial norteamericana que, hoy viene a continuar y agravar el sometimiento, a dictarnos el camino, a señalarnos nuestro destino de esclavos y sumisos, según ellos, pero nosotros fuimos llamados a libertad y no tenemos almas de esclavos, porque así lo dispuso nuestro Creador.
Dentro de Estados Unidos hay un pueblo que tampoco cree en el garrote y la imposición de la fuerza que ellos sufren en carne propia, porque como el nuestro, es un pueblo noble. Desde adentro se generan los vientos que convertidos en un huracán terrible terminarán tumbando el parapeto que quiere imponerse, no con la razón y la verdad, sino desde la mentira, el engaño y la fuerza.
Nuestro pueblo será sometido a fuego y de allí saldremos purificados y templados en nuestra visión histórica de ser una patria libre, soberana y que queremos crecer con la ayuda de nuestro Dios Todopoderoso y eterno, respetando a todos su dignidad.