Por Ramiro Guerra M.
Abogado y cientista político.
Enero de 2023.
Los escarceos en la política, de cara a las elecciones, ya están a la vista. Veremos máscaras y cabelleras caer. Del interior de los partidos aflorarán pugnas, nada de cuestiones de principios, sólo la búsqueda, de dónde se correrá con mejor suerte.
Veremos debates donde los ataques ad homine, donde la honra y dignidad de los contrincantes ningún valor tendrá. Hasta cierto grado, veremos un libreto parecido al que precedió el golpe de 1968.
Como ha ocurrido siempre, tras bastidores, poderosos mecenas articulados a las élites de poder económico, tendrán disponibles sus chequeras para jugar a ganar; irrelevante quién se alce con el poder. Lo contrario sería excepcional y hasta algo sorpresivo. Las variables para esto último no son tan perceptibles. No se vislumbran.
Una interrogante, se repetirá la grosera intervención de la embajada USA, que sirvió de sede para la articulación de la alianza Martinelli – Varela? Eso no se descarta. La embajadora, con sus actuaciones, seguramente no resistirá la tentación o el mandado de sus superiores de forjar grados de intervención en la política electoral.
No se ven nomenclaturas políticas electorales, por lo menos, intentar un programa de gobierno de real contenido democrático, lejos de un enfoque que haga énfasis en lo nacional y una política exterior independiente y de rechazo a la genuflexión y la conducta vasalla.
Preocupa que en el marco de este juego y contradicciones político electoral, algunos de sus actores, se sirvan de la justicia para sacar de carrera a candidatos. Lo grave, que nuestros tribunales, caigan en la trampa de estos juegos de poderes interesados.
Veremos recursos, demandas ante tribunales, con esas veladas intenciones.
Lo anterior serán los escenarios de estos escarceos electorales. Es duro decirlo, la realidad ha sido inducida para todo tipo de aberraciones clientelistas. Y eso lo saben los politiqueros. Se trata de escenarios que nos llevarán por los caminos gatopardistas.
Ahora bien, las contradicciones son como el topo, a veces nos deparan sorpresas. Eso está por verse. Algo de optimismo nos queda para ver que sea así.
Amanecerá y veremos. Puede que el equivocado sea yo y algo bueno y positivo vendrá.
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