Editorial
HACE unas semanas el Tribunal Electoral resolvió a favor de un político local, mantener el fuero electoral penal, sustentando dos argumentaciones jurídicas. La primera fue que la Juez a quo o de primera instancia, que dictó la resolución objeto de apelación, no motivó la misma. Por cierto, de ser así, la motivación es un requisito indispensable e insoslayable del debido proceso legal. El segundo argumento fue que el principio de especialidad en materia penal, cubre al exmandatario y, por lo tanto, no puede ser juzgado por otro delito no incluido en la solicitud de su extradición.Aunque la resolución del Tribunal Electoral en su parte motiva y resolutiva favorece al exmandatario muy cuestionado durante su gestión, quien es investigado en otros países y actualmente posee un importante cúmulo de seguidores políticos, quienes creen que carece de relevancia si fue corrupto o nos robó a todos y aun así, marca de primero en las encuestas para las próximas elecciones, lo que ha pasado recientemente en la Corte Suprema de Justicia con la demanda de inconstitucionalidad contra la Resolución del Tribunal Electoral, es tan antiética y además, por lo menos, muy cercana a un acto de tráfico de influencias y de prevaricato que implica a la Presidente de la Corte, al Procurador de la Nación y a un aspirante a ser Presidente de la República, que ocupa un cargo de Ministro en el Órgano Ejecutivo, a manera de complot. El acto es de suma gravedad, porque vulnera la seguridad jurídica y la independencia judicial, y nos lleva a un sendero peligroso donde el derecho deja de ser en sí, al ser absorbido por los intereses, su eficacia se reduce en pura desconfianza. En consecuencia, ya la Corte ni el Procurador generan confianza alguna.
Etiología del complot:
1. La demanda de inconstitucionalidad no es desistible, porque al admitirse ya no se debate un derecho particular, sino un interés público, que solo se desvanece con la sentencia del Pleno, por lo que no se puede retirar ni desistir.2. Se conoce que el reparto de casos en el Pleno y en las Salas de la Corte se hace a través de una suerte de azar informática. Sin embargo, este proceso sigue siendo vulnerable, ya que uno de los mecanismos utilizados es el de presentar acciones y retirarla o desistir en el supuesto que, el caso le quede a otro magistrado distinto al que deseaba el accionante y esto se repite hasta que su pretensión llegue al magistrado que buscaba. Cuando esto ocurre ya no se presenta otro desistimiento o se retira la solicitud.
3. El Código Judicial regula los términos mínimos para el trámite de una demanda de inconstitucionalidad. Tradicionalmente nunca se cumplen con esos términos, las demandas demoran años.
4. En este caso, en un tiempo récord, (como debe ser para todos los casos, lo que nunca ocurre) se admite la demanda y se le da traslado al Procurador de la Nación.
5. Esto da la impresión de estar conforme a derecho, pero es sospechosa la admisión, el traslado al Procurador de la Nación y no al Procurador de la Administración, ya que si se espera al día siguiente el traslado era para el último, y puede ser que éste sea un funcionario menos comprometido políticamente. El complot se hace más patente cuando el Procurador de la Nación contesta en un día, siempre toma su tiempo. Es que lo que debió ser normal, la Corte y el Ministerio Público lo han hecho anormal, decidir dentro de los términos legales.
6. Todo magistrado de la Corte ha tenido un respaldo, alguien en el Consejo de Gabinete que les apoya y da un espaldarazo, la elección no ha cambiado, solo que ahora en apariencia hay una parafernalia de un supuesto concurso, pero desde la primera entrevista ante la Comisión de Estado, ya hay ungidos.
7. El ingrediente político y móvil del complot. Se trata de la posibilidad que quien impulsó y apoyó a la Presidente de la Corte, maneje el trámite y pretenda tener esa demanda como una espada de Damocles contra el expresidente y porque no, decirle, mira te resuelvo esto pero voy de primero o dejas de aspirar al cargo político.
La verdad que corra el expresidente a la presidencia u el otro que utiliza su influencia, es trágico e inconveniente para el país. ¿Cuál es más peligroso?
Abramos los ojos, no justifiquemos la corrupción, si lo hacemos o callamos, somos cómplices con ellos… Exijamos en las calles el cambio constitucional.
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