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Un intento de aproximación a la situación de los trabajadores… |

PANAMEÑOS Y SUS ORGANIZACIONES ANTE LA PANDEMIA DEL COVID-19.

Preparado por: Carlos H. Collins N.

1. LA PANDEMIA DEL COVID-19 Y LOS HECHOS QUE NO SE DISCUTEN.

El 11 de marzo de 2020, la OMS determina en su evaluación que la COVID-19 puede caracterizarse como una pandemia. Luego de varios meses, la OIT reconoce de manera oficial que la pandemia ha devastado el mundo del trabajo, desafiado los sistemas de salud, políticos y económicos, causando un inmenso sufrimiento humano y dejando en evidencia la extrema vulnerabilidad de muchos millones de personas y de empresas.

• Con la extensión del aislamiento obligatorio en muchos países de Latinoamérica, su impacto sobre la salud física, emocional, económica-social, y otras más en los hogares ha sido muy considerable.

• Se dice que el virus no discrimina, sin embargo, en el mundo del trabajo, ha golpeado duramente y de la manera más cruel a las personas más desfavorecidas y vulnerables, y ha revelado las consecuencias devastadoras de las desigualdades (Personas con problemas crónicos de salud y de edad avanzada, los jóvenes, los trabajadores de más edad, las mujeres, los trabajadores sin protección social, los trabajadores migrantes, y los niños, nuestros hijos).

• A los grupos de los jóvenes, las mujeres, y los trabajadores temporales, de los que muchas empresas prescindieron como primera opción, manteniendo sólo al personal permanente.

Los trabajadores de la economía informal, incluyendo a los migrantes, quienes, han sufrido las mayores pérdidas en sus ingresos laborales.

• A los trabajadores informales que con las cuarentenas generalizadas y prolongadas, vieron limitada su posibilidad de salir a buscar “el día a día” para poner la olla y a otros, especialmente a las mujeres que, el cierre de los colegios y otros espacios de cuidado, les privó de los medios o apoyos para dedicarse a actividades que les asegurarán ingresos económicos.

• Según la OIT en el informe “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Tendencias 2021”, el crecimiento del empleo será insuficiente para compensar las pérdidas sufridas hasta al menos 2023.

2. LAS AMENAZAS QUE REPRESENTA LA PANDEMIA DEL COVID-19 PARA LOS TRABAJADORES

Más allá de la amenaza que representa el Covid-19 para la salud de los trabajadores y de sus familias, el virus y la crisis económica que ha producido repercutirán adversamente en el mundo del trabajo en tres aspectos fundamentales, a saber: a) pérdida de empleos, b) aumento del subempleo y la informalidad y c) un incremento generalizado de la pobreza, todo lo cual, además de representar un retroceso en logros históricos, puede significar lustros o décadas para poder superarlas.

• LA OIT estima la destrucción de millones de empleos. Para América Latina y el Caribe, se podrían perder hasta 17 millones de empleos formales y el nivel de informalidad podría llegar a 62% en la región.

• Si se reduce el empleo habrá una pérdida de condiciones laborales para los trabajadores (amplios ajustes en materia de reducción salarial y de los horarios de trabajo).

• La pérdida de ingresos a su vez se traduce en una reducción del consumo de bienes y servicios lo que afectará, a su vez, la evolución de las empresas.

• Cabe considerar asimismo la posibilidad de que la cantidad de trabajadores en situación de pobreza aumente sustancialmente.

• Incorporarse al mercado de trabajo en una recesión puede provocar en los jóvenes una pérdida de ingresos significativa y persistente, capaz de prolongarse durante toda su carrera.

• Un sector de la población que tendrá más dificultades para adoptar las medidas de bioseguridad y, por ende, controlar lo más posible la difusión del virus: la población infantil, especialmente la preescolar y en etapas primarias.

• Si los sistemas educativos y especialmente la forma de trabajo cotidiano de las escuelas mantienen inalterables y de forma prolongada, la manera en como los niños y niñas se relacionan, esto representará un cambio de comportamiento profundo que puede trastocar gravemente el desarrollo psicoemocional de toda una generación.

• Mientras amplios sectores de la población sigan violentando las normas de bioseguridad y mientras la inmunidad a nivel comunitario del tratamiento con las vacunas para controlar los efectos de la infección por Covid no se alcance, la única alternativa es el distanciamiento social por lo que, todas las actividades que impliquen “acercamiento social” social quedarán condicionadas o relegadas a segundo plano.

• Aparte de las vacunas disponibles, no existe una solución “mágica” para el Covid 19 por lo que, las empresas tendrán que reinventarse para hacer lo que “saben hacer” mientras controlan y/o previenen la difusión del virus entre sus clientes y colaboradores.

• Con la extensión del aislamiento obligatorio, su impacto sobre la salud física, emocional, económica-social, y otras más en los hogares, ha sido muy considerable. Este impacto ya se hace notar en las finanzas públicas y en la estabilidad de la economía en los países latinoamericanos con un enfoque de mediano y de largo plazo.

3. LOS RETOS QUE REPRESENTA LA PANDEMIA DEL COVID-19 PARA LOS TRABAJADORES.

Por efectos de la pandemia Covid-19, y afectaciones de arrastre, consecuencias de crisis previas no resueltas del sistema neoliberal, se coincide en la afirmación que hoy, junto a una parte importante de países en el planeta, enfrentamos una crisis de expresión multifactorial y de una magnitud nunca antes vivida. La expresión de la crisis en referencia lo constituyen un ámbito sanitario, financiero- económico y psicosocial.

A. Ámbito Sanitario:

Aún cuando algunos quieren circunscribir el tema sanitario del momento a la lucha contra el Covid-19, como los esfuerzos por prevenir su contagio y difusión, además de alcanzar la llamada inmunidad comunitaria o de “rebaño”, vía vacunación, que haga posible una vuelta a la conocida y añorada “normalidad”, para los trabajadores, esta dimensión, además de representar lo señalado, incluye,

• La defensa del derecho a la salud en todos los ámbitos y para todas las personas, tengan o no tengan un empleo remunerado.

• La confrontación de la concepción de salud como mercancía y de las políticas privatizadoras v.g., las medidas paramétricas y la perenne negación de una prestación de los servicios de salud en forma eficiente, eficaz y efectiva.

• La defensa de la salud como derecho humano y social fundamental, parte del derecho a la vida.

• la adecuación normativa de las secuelas por Covid-19 a los nuevos escenarios de trabajo, en defensa y salvaguarda de la población trabajadora afectada.

• Es deber del Estado y de los empresarios no atribuirle con exclusividad a estos trabajadores las limitaciones o impedimentos para trabajar de forma efectiva, por las secuelas ya advertidas en personas que habiendo superado la enfermedad, luego se les descubren padecimientos, algunos limitantes, como secuelas de esta enfermedad.

B. Ámbito Financiero – Económico

Un mayor endeudamiento y gasto público por parte los gobiernos de turno, que ven comprometidas y disminuidas las finanzas de que disponen e inclusive, sus fuentes habituales de financiamiento, lo mismo que bajas en la certificación crediticia que le servía de referencia para nuevos endeudamientos.

• Importante déficit fiscales y caída del PIB.

• La cancelación o disminución significativa de la actividad comercial en amplios sectores de la economía que, por las sucesivas amenazas de contagio, han debido cerrar sus locales por periodos prolongados de cuarentena.

• Una caída importante en los ingresos de los trabajadores pertenecientes a estas empresas con actividad suspendida o declaradas en quiebra por sus dueños.

• Una contracción de la economía, sin visos en lo inmediato de posibles escenarios de recuperación.

• Un desempleo sustancial y un aumento por precisar de la pobreza extrema ya evidenciado por la OIT.

C. Ámbito ´Psico-Social

La presente coyuntura que nos ha puesto a vivir la pandemia, en opinión de organismos internacionales y de estudiosos del tema, requiere de “un gran pacto social para hacer confluir los intereses comunes de empresarios y trabajadores, plasmándolos en acuerdos colectivos que contribuyan a superar la crisis, a crear empleo, a mejorar la competitividad de las empresas y a modernizar nuestro tejido productivo».

• Un reto es entender y promover la participación social, como elemento fundamental para la reactivación económica y la generación de empleos.

• Para los trabajadores es fundamental un acercamiento y coordinación con el resto de los movimientos sociales, con nuevos actores de la vida social, pueblos originarios, organizaciones de mujeres, organizaciones ecologistas y de defensa del ambiente.

• Es indispensable fortalecer, recuperar y renovar la organización sindical, pero hacerlo en el marco de nuevas alianzas con los movimientos sociales.

• La conformación de un nuevo bloque social es fundamental para avanzar. Sin participación consciente y organizada, los trabajadores no pueden hacer valer sus intereses ni los de los sectores más vulnerables.

• Hay que fortalecer el papel de la salud laboral en la lucha y las reivindicaciones de los trabajadores, seguir luchando por el reconocimiento, prevención y compensación de las enfermedades y accidentes ocupacionales, evitando que se apele a los efectos de la pandemia para evitarlos o desconocerlos.

• No ceder en la defensa del derecho a estar informados, a conocer los riesgos y las condiciones en las que trabajan, el derecho a organizarse y a participar en el control de esos riesgos, y el derecho a movilizarse para transformar esas situaciones.

• Ante el reto de una crisis social de valores y principios éticos y en las formas de hacer política, los trabajadores organizados deben exigir en todo momento, por parte de los actores sociales, un comportamiento transparente, ético, apegado a la decencia y a la honestidad y contrario a la corrupción.

• Los trabajadores y sus organizaciones, procurando construir la vanguardia social y defender los intereses populares que no son otra cosa que los suyos propios, los de sus familiares, vecinos o conciudadanos, de manera consiente y sistematizada, buscarán escenarios de convergencia, para la lucha en común, primero con la población descrita como la más vulnerable (y sus organizaciones) ante los efectos de la crisis, a saber:

– Personas con problemas crónicos de salud,
– personas de edad avanzada,
– los jóvenes de la ciudad y del campo,
– los trabajadores de edad avanzada,
– las mujeres,
– los trabajadores sin protección social,
– y los trabajadores migrantes,

• Un segundo grupo de población para convenir alianzas o niveles de coordinación y trabajo conjunto, constituido por sectores y grupos de intelectuales (incluyendo individualidades) y organizaciones del movimiento estudiantil, quienes pueden convertirse en interlocutores eficaces ante los grupos mencionados con anterioridad. Además, representantes de este segundo grupo pueden convertirse en voceros representativos del movimiento obrero, ante comisiones tripartitas de trabajo para la reactivación económica.

• Un tercer grupo pasa por los intentos de nuclear y organizar a los trabajadores por cuenta propia, de la micro y pequeña empresa, con los cuales hay muchos objetivos en común.

La Pregunta Obligada:

En su libro “Resiliencia” los autores Andrew Zolli y Ann Healy definen a la resiliencia como la capacidad de un sistema, empresa o persona para mantener su propósito central e integridad ante un cambio dramático de circunstancias.

Más allá de dejarse vencer por el fracaso o las dificultades, las personas resilientes siempre encuentran una forma de “renacer desde las cenizas”. Algunos psicólogos, han identificado ciertos factores que hacen a una persona resiliente; por ejemplo, el optimismo, una actitud positiva ante la vida, la habilidad para regular las emociones y la capacidad para entender el fracaso como una consecuencia del aprendizaje.
A nivel organizacional, La resiliencia se define como: “la capacidad de una organización para anticipar, prepararse, responder y adaptarse al cambio incremental y las interrupciones repentinas con el fin de sobrevivir y prosperar”.

Para concluir, la pregunta obligada: ¿Cuál es la capacidad de resiliencia de los trabajadores panameños y sus organizaciones frente a la encrucijada de la reactivación económica y la necesidad de generar empleos sostenibles, decentes, seguros y remunerados con justicia, que nos ha dejado como consecuencia la pandemia del COVID-19, a la fecha?

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