Los fanatismos enceguecen, el odio suprime al amor, y la fatalidad le quita el escenario a la esperanza de la paz en esa parte del centro de Eurasia.Con el atentado de hoy en Kabul, contiguo al aeropuerto internacional, donde miles de personas aún esperan salir, ojalá sea en las alas de los aviones, continúa el baño de sangre en Afganistán.
Biden por su parte ha dicho esta tarde que: «Los cazaremos y les haremos pagar» en respuesta al Estado Islámico que reivindicó el atentado de hoy. Estados Unidos, sin embargo, en Siria ha apoyado facciones del Estado Islámico con el ánimo de destituir al gobierno de Siria.
El costoso armamento que deliberadamente ha dejado Washington en Afganistán, muy bien puede quedar en manos de la facción que hoy reivindica el salvaje atentado que liquidó la vida de decenas de civiles y más de 10 soldados norteamericanos. Esas armas convertirán al Estado Islámico en un elemento de desestabilización en la región, capaces de poder realizar atentados en toda la región e incluso en Europa.
Definidamente que, la luz está lejos de alumbrar a esa parte del planeta que lleva más de veinte años envueltos en una guerra que llegó por orden de Bush, pero que ni aún con la salida de EE.UU. del territorio parece silenciar los cañones de los señores de la guerra.
¡Así de sencilla es la cosa!
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