Esta fundación no fue investigada y manejó muchos millones del Estado panameño y los mismos se perdieron y nadie sabe nada, gracias a que el Rector Flores accedió a la presión del Contralor de Varela, el empresario Federico Humbert.
Bueno para que tengan una idea, la última campaña que se realizó en el año de 2016, la nómina ganadora se gastó la friolera de b/.150,000.00. ahora bien, de donde provienen estos fondos, en su mayoría son donantes, como empresarios, políticos, familiares, amigos, etc. esperando que cuando usted gana, “pellizcar algo del presupuesto universitario”.Alguna vez se han preguntado, ¿cuánto cuesta una campaña para elegir al rector de la universidad de panamá?.
Sería beneficioso para la comunidad universitaria y la sociedad en general, conocer el listado de esos donantes, y no me vengan con el cuento que eso viola la autonomía universitaria.
Por favor. todo esto guarda relación de una persona que participó muy activamente de esa campaña que, como premio, se le nombró director de la imprenta universitaria, tiempo después se le abrió una causa judicial, por lavado de dinero y blanqueo de capital, por estar ligado a la empresa Blue Apple, por lo que está privado de libertad cumpliendo 60 meses de cárcel. Otro caso muy emblemático en la casa de Méndez Pereira, se trata de la fundación de la Universidad de Panamá, de la cual los medios de comunicación hicieron un festín, por los negocios que allí se tramitaban, saliendo a relucir la triangulación que hacían ciertos decanos y directores que a la postre quedaron exonerados, ya que todos sus actos eran “lícitos” y apegados a las normas. Fueron los chivos expiatorios.
Por qué entonces, el Sr. Rector Flores, se apresuró a cerrar dicha organización, porque el interés del contralor de ese entonces, hacía tanta presión para el cierre de ese caso tan dramático y sonado. el fondo de toda esta trama, se debía a un contrato que la fundación manejó por la suma de b/.7,000,000.00, (siete millones de balboas), cuyo gestor era un alto funcionario del gobierno de Martinelli, que después pasó a ser parte del gabinete de Varela.
Dicho contrato era para construir tres edificios, que sabrá Dios dónde están. Por esta transacción, se comprometieron el pago de b/.250,000.00, deuda que nunca cancelaron. por qué el Sr. rector nunca hizo una auditoría forense para conocer a fondo los verdaderos negocios de la Fundación, lo que se supo que él trasladó la suma de b/.300,000.00 a la fundación ciudad del saber con un manejo del 10%. Otro caso muy cuestionado era la construcción del Centro Regional de San Miguelito, en las tierras de chivo-chivo, adjudicado por la administración anterior de la universidad, pero que nuevamente este Sr. Contralor se negaba a refrendar ese contrato, por lo que, la administración del sr. rector Flores con la permisividad de los órganos de gobierno, aprobó rescindir esa concesión, con los perjuicios que esto acarreo, de pagar los daños y perjuicios a la empresa, que rondaban en 6,000,000.00 (seis millones de balboas), por el capricho de un Contralor, la Universidad tiene que pagar ese osado despojo, en vez de investigar lo de la Fundación, no obstante la cerró, así como otras tantas cosas más y ese es el mérito para reelegirse nuevamente, a nombre de la autonomía universitaria.
La universidad de Panamá merece una conducción que recupere la confianza en la comunidad universitaria y pueda cumplir su rol en la sociedad como luz de la nación, pero nadie puede dar lo que no se tienen, especialmente, el valor de una palabra empeñada, lo cual genera credibilidad, sin la cual no puede caminar un proyecto ambicioso como recuperar el rol histórico de nuestra Universidad, la de Octavio Méndez Pereira, la del pueblo panameño, en un instante histórico en que se requiere una luz que alumbre el camino de la recuperación institucional del país, en medio de una noche oscura en la creció la injusticia social y la desigualdad.
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