(En homenaje al mes de la Biblia en Panamá)
Por: José Dídimo Escobar Samaniego
Yo, ignorante e irreverente, me burlaba de los que veía con una Biblia debajo del brazo. Pensaba que aquel libro antiguo, nada podía decirnos sobre los complejos problemas que enfrentábamos en lo cotidiano ni en lo extraordinario de nuestros tiempos.
Llegué a contradecir lo escrito sin leerlo ni conocerlo. Me confronté con aquellos que me decían que sólo deberíamos orar ante las injusticias, porque como hombre de acción quería respuestas visibles terrena-les y no meras esperanzas lejanas e intangibles.
Pero un día en mi vida, me confrontó La Palabra. Y supe ese día, que nada existe si no fue constituido por La Palabra de Dios. Que los humanos, fuimos constituidos como la creación suprema de Dios, con toda la dignidad, libertad y la capacidad como si fuéramos dioses, para transformar y gobernar y ejercer dominio sobre la tierra y la creación.
La Palabra de Dios, es un tesoro de abundantes maravillas y como tal deberíamos bastante a menudo encontrarnos emocionados por lo que en ella encontramos y aprendemos.
Este mes se ha determinado en Panamá, como el mes de la Biblia y sólo deseo compartir un breve versículo escrito por Josué 1:8-9
“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”.
Todo lo que pasó, lo que esta pasando en este momento y lo que pasará en el futuro, en cada persona y en el universo entero, está establecido en La Palabra.
“En el principio la Palabra ya existía. La Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
El que es la Palabra existía en el principio con Dios.
Dios creó todas las cosas por medio de él, y nada fue creado sin él.
La Palabra le dio vida a todo lo creado, y su vida trajo luz a todos.
La luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad jamás podrá apagarla”. Juan 1:1-5 NTV
Estamos llamados todos, a dignificar al ser humano y a respetar a nuestra hermana, la naturaleza que nos sustenta.
Debemos amar la justicia con pasión, pues ella nos da su fruto, que es la paz y poner por obra lo que pensamos para bien, porque la fe sin obra; es muerta.
Gracias Dios por tu Palabra, que es lámpara delante de mis pies.
¡Así de sencilla es la cosa!