Nació el 28 de enero de 1927, en Las Lajas, Distrito de San Félix, Provincia de Chiriquí. Hizo su escuela primaria en la Escuela Primaria de Las Lajas. Su educación secundaria la terminó en La Escuela Normal de Santiago, Juan Demóstenes Arosemena, en la llegó además de ser dirigente estudiantil, en la Reina estudiantil de ese majestuoso centro de enseñanza. Su primer trabajo como maestra la hizo en la Escuela Primaria de Las Lajas en donde llevó la luz del alfabeto.
El Despojo
No hay duda que el germen de la corrupción vino inserto en las entrañas históricas y culturales del país, porque quienes conquistaron nuestro territorio, no eran sino asaltantes confesos que cambiaron su encierro por el riesgo de venir a conquistar territorio para la Corona española.
Desde siempre hubo gente que se acostumbró a hacerse con los bienes de todos y a escurrirse de alguna responsabilidad penal. Esa escuela ha ido mutando, pero no ha desaparecido y sin duda, una campaña que dejó su huella como una de las más manipulativas de la historia nacional fue la de 1952. En ella, por primera vez, de forma descarada, se institucionalizó el clientelismo y el cambio de votos por bienes materiales, misma práctica que se insertó en los partidos políticos y que desde 1990 hacia acá han llegado a niveles insospechados, arrasando todo vestigio de respeto a la dignidad humana de los panameños.
En 1952, había una clara contracción económica, este ambiente de precariedad, y en plena Guerra Fría, el pueblo se organizaba, y se manifestaba a través de protestas, marchas, manifestaciones y huelgas, porque no había un norte claro que indicara una salida digna.
Era el tiempo de la Gloriosa Federación de Estudiantes de Panamá, del Magisterio Panameño Unido, del Frente Patriótico de la Juventud. Los sectores obreros se organizaban, pero los legítimos movimientos de reivindicación, en la era del macartismo, eran etiquetados como producto de la infiltración comunista, y por tanto perseguidos con la complacencia de la embajada norteamericana y de la clase oligárquica panameña que deseaba mantener el estatus quo de su dominio exclusivo a toda costa.
Es esas azarosas circunstancias, la bella e inteligente maestra de las Lajas, ahora en la Universidad Nacional, es propuesta por el Frente Patriótico de la Juventud para que participe de la jornada electoral en la provincia de Chiriquí obteniendo el respaldo amplio de la población chiricana, pero después del conteo, al Remón tener conocimiento del resultado, dio la orden de despojarle del legítimo triunfo a la Maestra Diamantina Carrera, consumándose un acto artero contra la pureza del sufragio, de modo que quien vivo a representar a los chiricanos en esa Asamblea, no fue precisamente al que el pueblo eligió.
Enseñar civismo, una tarea difícil
En el año 1962, La Profesora Edna Martínez y Diamantina de Calzadilla, a instancias de muchos profesores de poder contar con un libro de enseñanza de la Cívica desde la perspectiva nacional, con el debido respeto del rigor científico y conforme al calendario de las luchas por nuestra nacionalidad, se introduce la primera edición del libro de Lecciones de Cívica. Pasada la jornada por la soberanía de enero de 1964, las distinguidas docentes y autoras procedieron a una revisión del citado libro y le incorporaron los hechos del 64 y la necesidad de luchar por la soberanía y la dignidad nacional y por tanto elevar el patriotismo de los jóvenes panameños, visto que fue la juventud y los estudiantes de ese año que nos dieron una lección extraordinaria de amor a la patria. Sin embargo, al salir la edición corregida y aumentada del citado libro, la embajada de Los Estados Unidos de América, muy molestos y con el apoyo de la jerarquía de la Iglesia católica, encabezada por el arzobispo Tomás A. Clavel, pidieron la prohibición del libro, solicitud que fue atendida diligentemente por los colegios particulares que procedieron, no solo a prohibirlos, sino, además, a quemar si encontraban alguno, como ocurrió cuando los habitantes de la Zona del canal en ese entonces, llamados Zonians, se reunieron e hicieron una pira con los libros de cívica.
En ese entonces, se hizo una consulta nacional y el ministro de educación lo era Manuel Solís Palma, quien finalmente mantuvo la orden de que ese el libro que se usaría para enseñar valores cívicos, a pesar de que, en ese entonces, destacados empresarios, miembros de la Cámara de Comercio, levantaron una campaña para apoyar la prohibición del libro que enseñaba patriotismo.
La Comisión de la Reforma Educativa, Otra Batalla
En el año 1972, se instala la Asamblea Nacional de Representantes de Corregimiento como Asamblea Nacional Constituyente y se redacta la Constitución de 1972, vigente, con modificaciones que se le introdujeron especialmente en 1983. El Dr. Carlos Calzadilla, esposo de Diamantina, es electo Secretario General de esa Asamblea que se instaló en el Gimnasio Nuevo Panamá, hoy Arena Roberto Durán y posteriormente se traslada para el Palacio Justo Arosemena, antigua sede del Ministerio de Educación, una vez se realizó el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en 1973. El Valor del patriotismo se estaba reivindicando como un puntal fundamental de la lucha por el perfeccionamiento de nuestro Estado Nacional. Así las cosas, se nombra la Comisión Nacional de Reforma Educativa y en ella fue incorporada la Profesora Diamantina, el Profesor Hugo Giraud, Nellis Borrero, Aida Name, Silvia de Calvit, Chefa de Bracho, la Profesora Segura, Ricardo Ríos Torres, Rolando Murgas Torraza, Elda Maud, entre otros y Nelva Torrijos de Soler, la Coordinadora General de la Comisión, y en los planes y contenido curricular destacaban los valores cívicos y el patriotismo como ejes trasversales en todo el contenido curricular. La Reforma Educativa era la vacuna contra la corrupción y que pudo levantar a dos generaciones de panameños que apuntalaran la independencia nacional, la soberanía y el desarrollo económico y social de los panameños, pero nuevamente, sórdidos interés y la envidia y mezquindad política contra Omar Torrijos se levantó y sepultaron ese esfuerzo educativo, sin ofrecerle al país alternativa alguna, más que un apagón cívico que permitió el inmenso latrocinio que han configurado a lo largo de varias décadas y con él, le han hurtado a los panameños humildes, la esperanza de mejores días para todos, también se han levantado dos generaciones de ninis, que por desconocimiento aviesamente instaurado, le permiten a los corruptos, seguir reinando campantes y diciéndonos que, aquí vivimos en democracia, mientras que más de la mitad de los panameños vive en la pobreza y la carestía, sin que seamos un país pobre.
Nuestro Reconocimiento sincero y eterna gratitud
En medio de la vorágine que vivimos, en la que reina la sinvergüenzura y la carilimpieza, la perversidad, necesitamos destacar a personas de principios y valores acendrados como Diamantina Carrera de Calzadilla, aunque para ella no ha habido ninguna orden oficial que con ligereza se las entregan a otros, muchas veces, sin merecerlas. El Periódico se siente complacido en rescatar del olvido a una gran panameña que sembró patriotismo y civismo y a nombre de los panameños de a pie, le manifestamos nuestra gratitud por su firmeza y perseverancia y damos gracias a Dios por la vida consagrada a servir a su pueblo y a enaltecer valores, sin los cuales, una sociedad como la nuestra, difícilmente puede sobrevivir.
¡Así de sencilla es la cosa!