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EN BUSCA DE UN JUEZ JUSTO|

Por: Dr. José R. Acevedo C.

Diógenes de Sínope, alias El Cínico, fue un filósofo discípulo de Antístenes fundador de la Escuela Cínica (que consideraba que la civilización era nefasta y que la felicidad se obtiene viviendo una vida simple), el más antiguo estudiante de Sócrates, que vivió en extrema carestía por voluntad propia. Se cuenta que su morada era una tinaja, allí tenía sus escasas pertenencias y su morada. Su nombre, su historia y su pasado, resulta más relevante por la filosofía que practicaba, el cinismo. Se cuenta que acostumbraba a salir durante el día con una lámpara con la cual alumbrara el rostro de las personas y decía: ”busco un hombre honesto”. La analogía en estos momentos es necesaria dentro del paralelismo comparativo sobre quienes ejercen la jurisdicción.

Encontrar un juez justo, es casi misión imposible, un acto milagroso, es como ver un manantial natural que brota de una pilastra que sostiene uno de los edificios donde están los jueces.

Parte muy importante de los jueces no son justos y muchos menos lógicos y aprehensivos de la verdad. No solo no motivan sus decisiones y cuando lo hacen yerran o son deficientes. Han olvidado que ante el conflicto entre un acto justo y la norma, le ética de lo justo es superior.

Me cuenta un colega que un Tribunal de Juicio Oral, decidió imperativamente y de manera arbitraria, llevar a término una audiencia, donde con antelación se presentó un certificado médico con incapacidad de cinco días. El día de la audiencia, los tres jueces le preguntan a la imputada si deseaba ser representaba por un abogado de oficio que no tenía la mínima idea o conocimiento de la carpetilla y dijo que no, que ella tenía su abogado particular y esté ese día se excusó médicamente. Luego le preguntaron al fiscal y dijo que se pospusiera la audiencia; le preguntan al querellante y coincidió con el fiscal y finalmente le preguntan al defensor de oficio, y coincidió en la posposición.

Los señores jueces sin motivación, sordos y soberbios, prácticamente mediante coacción logran que el defensor de oficio acepte tomar el caso que desconocía totalmente y éste, insta a la imputada a aceptar un acuerdo de pena en tales circunstancias, que fue avalado por los jueces injustos.

Si esto fuese solo un hecho aislado pasaría desapercibido, sin embargo, son constantes estas acciones jurisdiccionales. No analizan las conductas siguiendo las reglas de la tipicidad y sus elementos, para ellos no hay un control de garantías fundamentales, ni de convencionalidad, la Constitución no existe. Si un abogado argumenta que existe una norma especial que regula la misma conducta, o que no hay dolo siendo una conducta dolosa o existe una legítima defensa porque los indicios acreditan que si la persona no se defiende ella sería la víctima o los indicios indican que cuando la persona subió al taxi, iba tan solo con una pequeña cartera en sus manos, más adelante en un retén encuentran un paquete con droga debajo del asiento delantero, personas que no se conocen entre sí ni previamente hay alguna relación, todos son imputados y privados de libertad.

Por estas y otras razones, busco “UN JUEZ JUSTO”.

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