El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por Ramiro Guerra Morales. Abogado y cientista político.
No hay peor ciego, que pudiendo ver, no ve y peor sordo que pudiendo oír, no oye. El país enfrenta una crisis que da cuenta de un agotamiento institucional, que limita y mediatiza la democracia y el estado de derecho.Pruebas, veamos. Una procuraduría que calla frente a una empresa como Quantum (minera cobre Panamá) que viola flagrantemente el derecho interno. Agotamiento del sistema de partidos que han devenido partidocrático, prebendarios, clientelistas y totalmente desideologizado. Rehenes de un pragmatismo utilitarista. Esa realidad es un factor que dificulta reciclar nuestro sistema democrático.
Un sistema penal acusatorio que revela carencias y que hace alarde del chip del otrora sistema inquisitivo. La preeminencia de un sistema formal de democracia, que no genera participación ciudadana y nada deliberativa. Extremadamente caracterizada por un centralismo burocrático y que se aproxima a lo autoritario.
Un sistema educativo atascado y muy lento en el camino para su modernización. El sistema de salud pública y social, igual de atrasado. Y peor sobreviviendo críticamente. Un órgano judicial e igual la asamblea, con graves problemas de legitimidad social. Un régimen de derechos fundamentales y su tutela, lento e ineficaz.
Se trata de un proceso de desinstitucionalización que revela que la crisis por los lados de la superestructura, genera un funcionamiento arrítmico de la sociedad. Los equilibrios son frágiles.
Dos componentes de esta crisis, corrupción y falta de transparencia en la gestión de todos estos aparatos. Y así hay algunos que temerariamente afirman que estamos bien. Se creen sus mentiras y las realidades virtuales para sentirse cómodos, mientras seguimos en un barco navegando con dificultad en este mar picado de una superestructura débil, agotada. ¿Qué opinan ustedes ciudadanos?
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