El espejo de mi alma.
Autor. José R. Acevedo C..
No me arrodillo ante nadie, y no soy altivo.
No es que me crea superior a otro ser.
Es que mi alma vio la libertad al nacer
Y de esclavo, no tengo el mínimo atisbo.
Desprecio la arrogancia.
Y la altivez que sin razón, impone su verdad.
Es que mi alma respira y exhala humildad
Y en cada paso, deja atrás su ignorancia.
En este transitar que me acerca a la muerte.
Lleno de caídas y victorias
Son tus besos, las medallas más notorias.
Que en mi pecho late muy fuerte.
Tus ojos negros y hechizados
Tu cabello negro y largo.
A Veces algo perfumado.
Con tus labios, ellos sí… tienen los míos esclavizados.
Tampoco me arrodillo ante tí.
Aun cuando para tu amor me lo condiciones.
Te daría para ello mil razones.
Es que mi alma, de hacerlo, sufriría desconsolada por mí.
En el caminar de la frágil existencia.
Es el amor, de ella, su significado.
Contigo cada día he pecado.
Pero tus besos, han limpiado mi alma y mi conciencia.