Calladitos se ven más bonitos.

Editorial

El Gobierno Nacional, nunca se pronunció cuando por año y cuatro meses los sectores económicos poderosos y el fujimorato, que habían perdido las elecciones en Perú, frente al pueblo y su representante, alguien que era de un sector rural, de Tacabamba, en la provincia Chota, región de Cajamarca, es decir, campesino, maestro de escuela, pero un hombre decente que, vino hasta Lima donde la alta alcurnia nunca le perdonó que, un pobre pudiera llegar al solio presidencial de ese país hermano y escarbara las profundidades de la corrupción inmensa que, como acá, también arrasó a ese territorio de nuestra América.

Sin embargo, recién la noticia de su defenestración, producto de que por complacer a los sectores que nunca lo dejaron gobernar en paz, estos aprovecharon el error de su complacencia y al mismo tiempo el alejamiento de los sectores que lo llevaron al poder, el Gobierno Nacional nuestro, salió casi entre los primeros, después del pronunciamiento gringo a pronunciarse y a reconocer como bueno lo que acaba de ocurrir en ese hermano suelo y a celebrar, teniendo el conocimiento que, durante todo el tiempo de Castillo en el poder, en virtud de la voluntad popular, el Congreso reiterada y permanentemente, hizo ingentes intentos de la mayoría parlamentaria de derecha y que responde a la oligarquía peruana, de destituirlo utilizando acusaciones infundadas, es decir, se le imputaron delitos sin pruebas, mientras lo desenfocaban de su esfuerzo por mejorar las condiciones de vida de su pueblo.

Es inmoral todo lo que ocurre, no solo por impedírsele ejercer el mandato popular por ser pobre, sino que, ahora, esa misma oligarquía lo va a querer aniquilar y buscan imputarle toda suerte de responsabilidad penal para castigarlo por su osadía de poder aspirar a gobernar decentemente a su pueblo.

Perú se sumerge en un océano de ilegitimidad, y se invalida la soberanía popular y termina por ser desconocida la voluntad mayoritaria del pueblo, para darle paso al zarpazo que abre un camino de violencia que no sabemos en qué puede terminar.

Se ve claramente que, el gobierno nacional, surgido con el respaldo del PRD, ejerce irresponsablemente y tan distinto de lo que les enseñó Omar Torrijos, de lo que es tener unas relaciones internacionales comprometidas con principios democráticos, nuestro verdadero interés nacional patrio y cómo cada día, seguimos en ese frente, como en muchos otros, como arrieras sin pestañas.

¡Así de sencilla es la cosa!

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