Por: Abel D. Comrie Ortega
La práctica de la posverdad empleada por Trump, misma que en su momento usaron Reagan, los Busch, T. Roosevelt y por supuesto Adolfo Hitler, están pasando factura y la gente les empieza a creer. Por eso se hace necesario puntualizar algunos hechos.
El contrato de los puertos, fue una transacción realizada cuando aún Hutchinson era una empresa de Hong Kong, parte de la mancomunidad británica y por ende, el
Gobierno Chino no fue parte de los negociados que se sucedieron.
Con el pasar del tiempo y a pesar de que Hong Kong pasó a manos chinas, dicho gobierno procuró mantenerse distanciado de este contrato, precisamente por el ingrediente de corrupción que lo envolvió y envuelve.
De allí que prefirieron apostar a un proyecto posturario seis veces más grande que los puertos panameños juntos en El Perú, mismo que compite con los puertos panameños. Los chinos se anticiparon a la problemática en la que hoy estamos; por eso jamás los contratos de Hutchinson fueron considerados como parte o integrados por el gobierno chino a su plan estratégico de expansión geopolítica.
No es que los Chinos sean unos santos, pues como ya he dicho en reiteradas ocasiones, son y serán tan imperio como los gringos. La diferencia es que ese no es su estilo de dominación.
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