Nostalgia Azul.

Montiel-Guevara, Miguel.

Novela autobiográfica. Ediciones Ledinsa. Panamá. Junio 2019. 208 Págs.

 

(Extracto)

(…) Regresamos a la vida democrática liberal burguesa santiguándola con la celebración de elecciones nacionales pactadas para el año de Orwell. Ser aliados del Partido Revolucionario Democrático, PRD, se caía de su peso, “natura naturans”. Serlo de los demás resultaba comprensible electoralmente, pero nada halagador. Inevitable serlo del Partido Panameñista arrebatado a Arnulfo Arias Madrid por Luis Gaspar “Toty” Suárez, ex “boina negra” arnulfista, trecino también, dado que tenía una estrecha relación con Manuel Antonio Noriega y Marco Pedro Justines, condiscípulos suyos en la Escuela Militar de Chorrillos y Roberto Díaz Herrera, de la Escuela Leoncio Prado, ambas de Perú. Igual del Partido Laborista sin el Agrario original, ahora en manos de Ramón Siero Murgas, cuñado del general Noriega, y los hermanos Fernando y Carlos Eleta Almarán. Completaban la yunta el viejo Partido Liberal y el Republicano de José Dominador Bazán y la familia Delvalle. Decíamos entre nosotros “juntos, pero no revueltos”. Esa fue la Unión Nacional Democrática, UNADE que se presentó a la contienda con el economista “Chicago boy” Nicolás Ardito Barletta como su candidato a presidente. Venía de ser vicepresidente del Banco Mundial. Todo sería diferente.

El Partido Panameñista Auténtico de Arnulfo Arias Madrid, el Partido Demócrata Cristiano de mi antiguo profesor de Filosofía Ricardo Arias Calderón y una mezcla de viejas organizaciones rejuvenecidas con el nombre de Movimiento Liberal Republicano Nacionalista. MOLIRENA se coligaron en la Alianza Democrática de Oposición, ADO con Arnulfo Arias Madrid de candidato a la presidencia. Eran los contrincantes realmente a vencer. Otros igual que convidados de piedra se sentaron a la mesa. El Partido Nacionalista Popular de Olimpo Sáez, de un discurso aceradamente anti-militarista hasta entonces concurrió con el general retirado Rubén Darío Paredes de candidato a la presidencia. Paredes inició desde la comandancia un proceso de destorrijización repitiendo “hay que enterrar al muerto”. Es decir, al general Torrijos. El Partido de Acción Popular, PAPO, participó con Carlos Iván Zúñiga de candidato; el Partido del Pueblo, Partido Comunista de Panamá con el abogado Carlos Del Cid de candidato; el Partido Revolucionario de los Trabajadores de Egbert Wheterborne y Graciela Dixon con el médico José Renán Esquivel como su candidato presidencial y finalmente el Partido Socialista de los Trabajadores de Herasto Reyes y José Cambra con Ricardo Barría de candidato.

El 6 de mayo de 1984 los catorce nos enfrentamos en una lucha por el poder en la que Nicolás Ardito Barletta venció a Arnulfo Arias Madrid por 1,713 votos. La ADO acusó a la UNADE de fraude. El Frente Amplio Popular (FRAMPO) obtuvo 5,280 votos y pudimos afirmar matemáticamente con toda autoridad que sin nosotros no hubiera ganado. Demostramos que con “peones también se matan reyes”. Pero ni entonces ni ahora el pueblo cree que ganamos de verdad, sino que hubo trampa. Sin embargo, para todos los efectos prácticos sí ganamos y se instaló el primer gobierno producto de elecciones de la era post Torrijos.

Atravesamos la vida como navegamos en río. A veces vamos con la corriente, a veces vamos contra ella. La dirección en que lo hagamos no depende de las aguas del río, sino de nosotros mismos, de nuestro libre albedrío. Siempre es una elección personal ir contra la corriente. Eso intenté antes de integrarme a la UNADE. Quise apoyar al médico José Renán Esquivel, candidato a presidente del Partido Revolucionario de los Trabajadores, PRT, claramente de izquierda. Solo participé de mi deseo al médico pediatra Egberto Stanziola, quien estuvo completamente de acuerdo.

José Renán Esquivel

Ricaurte Soler ayudó en la empresa. A solicitud mía organizó una reunión con Esquivel y su gente en el Centro de Estudios Latinoamericanos, CELA creado por él. Con Soler de anfitrión la demógrafa de fama internacional Carmen Miró, hija del poeta, candidata a vicepresidente por el PRT fue la cantalante. Renán Esquivel no abrió la boca. Tampoco Wheterborne ni Dixon, dirigentes del PRT. Stanziola y yo nos mirábamos sin entender el discurso de Carmen. Percibí que nadie allí nos quería de aliados. Soler quiso decir algo que no terminó. De modo que mi compañero y yo dimos las gracias, nos levantamos y retiramos de la reunión entre consternados y decepcionados.

El 6 de mayo no llegamos de último; como decimos en las carreras de caballos sacamos “pa’ la alfalfa”. Le ganamos al Partido Comunista, al PRT y al PST, pero junto con el PAPO, el Partido Nacionalista Popular y el Partido Panameñista desaparecimos como partidos políticos legalmente inscritos al no alcanzar la cuota de sobrevivencia de 30,000 votos. No obtuvimos ningún legislador, pero el FRAMPO ganó los representantes de los corregimientos de Las Margaritas y El Llano de Chepo y el de Chimán en el distrito del mismo nombre. Hasta allí (…)

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