POR RAMIRO GUERRA M. ABOGADO Y CIENTISTA POLÍTICO.
Cuando escribo sobre temas de la realidad nacional, lo hago críticamente, pero siempre con un carácter propositivo. Igual lo hacen otros profesionales. Evitamos caer en hacer oposición por el prurito de hacer oposición.Escrito lo anterior, hemos llegado a la conclusión de que el gobierno y el presidente, no le para bola a los que, de buena fe, sugieren propuestas para salir del empantanamiento en que se encuentra el país y el pueblo panameño. Se conducen y obran con la idea de que ellos fueron escogidos para gobernar y no hay nada que hablar.
Se trata de un concepto de democracia y el ejercicio del poder, con un enfoque extremadamente centralista. El o los balances de ida y vuelta, es decir la relación dialéctica entre poder y ciudadanía, no existe. Una especie del yo mando y los demás obedecen.
El presidente, en no pocas ocasiones, nos recuerda, que él es que manda y paremos de contar. No existe reales procesos de construcción de consenso en temas cruciales para el país.
Para rematar, la oposición actúa teniendo en su horizonte, la cuestión electoral y el poder. Durante la crisis, no proponen nada. Al gobierno se le acaba el periodo. Cambios de rumbo, que va, soy pesimista. Estos cinco años pasaran sin pena ni gloria y en todo caso, más pena que gloria.
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