Por: Abdiel Rodríguez Reyes – Docente universitario
Ya sabemos con cierta certeza que la mayoría de quienes protestan quieren tres cosas: que se baje el precio del combustible, la canasta básica y acceso a los medicamentos. Las medidas tomadas por el Gobierno por el momento no satisfacen a los indignados. Los movimientos sociales y populares entregaron a finales de mayo un pliego de peticiones de treinta y dos puntos. Muchas de las personas que están protestando, no tienen necesariamente un compromiso partidista, político o ideológico. Lo hacen simplemente por sus necesidades. En la medida que fueron pasando los días, más grupos se fueron sumando y con ellos sus demandas sociales. Si bien todo movimiento se agota, tiene contradicciones y limitaciones, también deja un acumulado social con un escenario político abierto.Ya la gente no quiere más diálogos o mesas técnicas de alto nivel, sin respuestas concretas, factibles, satisfactorias y medibles a corto plazo. La gente y los movimientos sociales y populares en la calle se preguntan ¿cuándo? y ¿cómo? van a solucionar sus demandas sociales. Al Gobierno le quedan dos años; de los tres que han pasado, veintiocho meses marcados por la pandemia, y adicional, estos últimos cinco meses de guerra, le han dificultado su gestión. Lo cierto es que, el tiempo se le agota. Las medidas del Gobierno (diez medidas de austeridad, regulación de diez productos más de la canasta básica y el congelamiento a 3.95 x galón de gasolina) no logran traducirse en soluciones satisfactorias. A los movimientos sociales y populares les interesa saber el ¿cómo? Es decir, cómo lo van a hacer, no quieren aumentar la deuda pública externa hipotecando el futuro del país, o que la “austeridad” afecte a quienes menos tienen. La gente en general quiere saber ¿cuándo? Es decir, cuando podrán comprar productos de la canasta básica y combustible a precios accesibles.
Hasta el momento, el Gobierno parece apostar por el diálogo como se ha hecho en estos tres años. Pero la gente quiere respuestas. El diálogo sin efectividad no es práctico. De hecho, muchas de las demandas de hoy, ya están en Informe Nacional Pacto del Bicentenario Cerrando Brechas, como “el precio de la canasta básica está muy alto a consecuencia de los altos precios del mercado, transporte e intermediarios que participan en la cadena alimentaria…Sobre el acceso a medicamentos, la población experimenta desabastecimiento de medicinas en el sistema público”. Ya técnicamente contamos con el diagnóstico de las necesidades más acuciantes del pueblo. El Gobierno tiene que ejecutar lo señalado en el Informe y atender las demandas sociales.
Llega un momento en que la gente simplemente no quiere dilaciones. Quiere respuestas factibles, satisfactorias y medibles a corto plazo. A todos estos sectores en lucha, en particular a la Alianza Nacional por los Derechos del Pueblo Organizado y la Alianza del Pueblo Unido por la Vida, les corresponderá traducir toda esa acumulación de indignación social en una propuesta política para la disputa del poder.
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