El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: José Dídimo Escobar Samaniego
Hace unos días, cuando fue declarado ganador de las elecciones del pasado 5 de mayo, el Señor José Raúl Mulino, en su discurso señaló y lo ha seguido sosteniendo que el gobierno que encabezará a partir del próximo 1 de julio, será especialmente de corte empresarial.
Olvida el Señor Mulino que, precisamente todos los gobiernos, con una rara excepción, desde la invasión norteamericana del 20 de diciembre de 1989 hasta ahora, es decir, nada menos que 34 años seguidos, los que nos han gobernado, son precisamente gobiernos corporativos o empresariales y son ellos precisamente, ⊂los que nos han llevado a este lago cenagoso en el que estamos.
El estruendoso fracaso administrativo, social y financiero de los gobiernos empresariales, se debe a que esos empresarios en función pública, han jalado beneficios para sí mimos, como para su propia clase y en ello ha crecido como yerba mala, la corrupción que, constituye el principal fruto de este árbol envenenado.
El resultado del fracaso para el pueblo y el agosto de los “empresarios” se debe a que no hubo contención de los actos deleznables, porque no reside en este sector social, los principios éticos que aprecien el principio del un buen gobierno, y sucumbieron ante el amor al dinero antes que a servir a su país y a los panameños con denodada entereza.
Como se sabe que, nadie puede dar lo que no tiene, los empresarios panameños, con sus excepciones por supuesto, especialmente los de mayor envergadura, evaden y eluden más de un 11% del PIB en impuestos no pagados al tesoro nacional, un poco mas de siete mil millones de dólares anuales, siendo esta cifra la más alta de evasión en todo el continente.
Siendo ello, un acto de alta irresponsabilidad fiscal, traición a la patria y de suprema inmoralidad, sería en cualquier país serio, razón para que precisamente no pudieran llevar las riendas de un Estado y a sus ciudadanos a los que esquilman y maltratan sin misericordia.
Con el cuento de un gobierno empresarial, nos han llevado en el carrito de la corrupción suprema, del descomunal endeudamiento, del despojo del patrimonio nacional, de la privatización perversa de los servicios públicos que encarecen la vida cotidiana de los ciudadanos y en que el medio ambiente no importa, ni tampoco la dignidad de los panameños.
Lo que el país requiere; son personas honestas, decentes y con la moral suficiente para estar a la cabeza de un gobierno que, no atraque a su propio pueblo. Y no que, por un discurso falso e incoherente, nos sigan diciendo que, son los que nos han llevado a esta laguna estigia, los que nos van a sacar de ella.
¡Así de sencilla es la cosa!
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