El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: Pedro Rivera
Pensar es lo más difícil que hay en la vida. Pensar es, en cierto modo, nadar contra corriente, desafiar a las leyes de naturaleza, colocarse por encima de los principales determinantes de la conducta humana que son, verbigracia, los instintos y las emociones.
Este enfoque responde a la obsesión enfermiza de la que padezco, lo confieso, empeñado, como estoy, con la idea de inducir a los interesados en analizar la conducta humana y los conglomerados sociales sin dejar de tomar en cuenta su naturaleza.
Lo agravante, lo que lo hace tan difícil pensar es, además, la suma de determinantes culturales encriptados en lo que tradicionalmente llamamos mente, o consciencia y subconsciencia, a saber, conocimientos válidos, falsos o falaces, normas de convivencia, leyes, creencias, sistemas ideológicos, incluyendo intereses creados, que no son otra cosa que la base del raciocinio, de las racionalizaciones, de los alineamientos grupales, de las justificaciones y de las argumentaciones sobre las cuales los seres humanos asientan su conducta, sus opiniones y su valoración de los hechos.
En estos casos se diría que en la sociedad en la que se brega, las “condiciones subjetivas” están dadas para que se alce con la victoria el candidato a cargos de elección que mejor aproveche esta condición biopsicosociocultural humana.
En situaciones extremas, como he señalado en innumerables ocasiones [que van desde peleas domésticas, callejeras hasta guerras y procesos encaminados a escoger gobernantes] es que la relación que existe entre los tres cerebros del hombre [reptiliano, mamífero y humano] se activan, entran en tensión y conflicto tanto en forma individual como colectiva y, por lo general, se imponen los dos primeros al tercero, bloqueándolo, ¡químicamente!
Amplio la idea. Los análisis simplistas y simplificadores de los problemas complejos, de la complejidad, generalmente instintivos y emocionales, bloquean la racionalidad. Son procesos químicamente comprobables. Al abordar algún tema, el que fuere, hay que respirar profundo, dudar, dudar una y otra vez, validar los prejuicios [juicos previos], las fuentes y la mayor cantidad de factores intervinientes para que la racionalidad tome el control.
Los factores y determinantes en los que se involucran los humanos no pueden ser abordados a la ligera. Lo anecdótico y circunstancial deben tomarse en consideración como referentes
La lógica indica que en una contienda electoral será favorecidos aquellos que logren manipular con más eficacia los instintos y las emociones, tanto de los individuos como de los conglomerados sociales, potenciados por la inteligencia en calidad de sierva.
El papel que juega la publicidad o propaganda política, evidentemente, se emplea para manipular los instintos y las emociones más que a la inteligencia.
10 Hay varios Likes:) Gracias...
