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LA DESFACHATEZ.|


Por: Gonzalo Delgado Quintero

La desfachatez campea en Panamá y la política la viste con el traje de gala del descaro. La más sublime de las actividades humanas está en manos de proxenetas que desde hace tiempo la exhiben como elegante meretriz, solo destinada a servir y cumplir las apetencias desmesuradas de la degradación de gente que ha logrado llegar a la cúspide trepando por las escalinatas de la corrupción, la alcahuetería y el clientelismo degradante.

La gente decente observa con preocupación el evidente tráfico de influencia, los negocios, las componendas, el descaro, las malas prácticas y decisiones que emanan de las instituciones, el comportamiento displicente de los políticos y empresarios cuyo carácter coimero ha convertido a la política y los negocios en  una especie de trata de blanca, en modo clientelista, bajo el criterio de que la honestidad es un credo de idiotas y que por el contrario, el juega vivo es la mejor forma de ascender al buen estilo del maquiavélico concepto, de que el “fin justifica los medios”, siendo la compra de conciencia la forma idónea de hacer política.

La falta de vergüenza se regodea y campea sin decoro, con su ropaje exhibitoria mente corrupto. La desfachatez finalmente se exhibió el pasado martes 14 en la plaza 5 de Mayo, que fue el punto final en donde se concentraron después de una marcha seudo cívica contra las artimañas que trataba de colar la Asamblea de Diputados en las reformas Electorales.

Por supuesto que los argumentos para concitar tal movilidad, sin lugar a dudas, son ciertos como también es cierta  la intención politiquera subyacente de esta garulilla de maleantes de cuello blanco que tratan de ocultar con su discurso altisonante y disque civilista, el deseo remoto de germinar nuevamente la semilla de la anti patria sobre el suelo que hace más de 30 años ayudaron a regar con la sangre inocente de los miles de mártires caídos el 20 de diciembre de 1989.

Como suele suceder con estos grupos de rabiblancos, en ciertas coyunturas de la historia tratan de aprovecharse de los errores y el desgaste político de otros grupos, para izar sus banderas blancas flameadas por los vientos del envilecimiento, cuyas acciones y hechos son descarados e insolentes, sobre todo,  cuando se presentan, como ocurre en este momento, esos raros casos en que el pueblo queda sin rumbo por la falta de un verdadero y vigoroso liderazgo.

Pero el hecho de este avalentamiento tiene sus porqués. Uno es la intención de un movimiento político que se declara independiente y que trae esquemas desestabilizadores que han aplicado grupos similares a ellos en otros países, ahora copian ese modelo en Panamá para tratar de ganar adeptos. Regularmente la bandera que enarbolan es la sobre la CORRUPCIÓN. Nunca del cambio estructural por equidad y justicia social.

Aclaro que no me refiero a quienes hayan asistido de muy buena fe ciudadana a dicha actividad, sino a quienes desde atrás hicieron la convocatoria y sobre todo, los líderes que se autoproclaman voceros y representantes del movimiento y que aunque se vistan de seda, son la rancia oligarquía. Vi un viejito convocando, que todavía está por allí, incluso, con cierto vigor desafiante y prepotente. Después de mis consultas a historiadores y gente con cierta experiencia, me aclaraban que este señor es aún miembro de los grupos del poder inmobiliario de Panamá, cuya familia viene desde los tiempos del inquilinato de aquellos cuartos, cuartos, cuartos con sus chiquillos descalzos, que bien describió el poeta Demetrio Herrera Sevillano. De qué vienen a hablar, si el atraso que aún refleja este país, en gran medida, es precisamente debido a este grupo de entorchados, la mayoría del Club Unión.

Otra que observé es una señora que ahorita tiene un problemón en isla Pedro González y que mandó al pueblo a “buscar agua al río”. Y así, por el estilo. Al fin y al cabo, personas del mal proceder, despóticas, que más bien debiesen de permanecer escondidas bajo el manto de la vergüenza histórica.

Lo que también es cierto, es que le tienen ese odio histórico exacerbado al torrijismo y por supuesto que al propio Partido Revolucionario Democrático (PRD). Y que por añadidura también le profesan este aborrecimiento al propio gobierno, que por cierto, mejor no los ha podido tratar incluso en medio de la pandemia. Al fin y al cabo, quienes están detrás de este plan macabro, son una partida de sofistas que han hecho del argumento falso y capcioso su plataforma política pretendiendo a través del engaño, convertirlo en verdad, al decir goebbeliano.

Un segundo porqué, es que también el PRD  está cometiendo errores, sobre todo una dirigencia incapaz, con excepción de uno o dos, pero la están deponiendo y aguada. No son capaces de decir nada. Están demasiado entretenidos en sus funciones públicas que las horas del día no les alcanza para refutar la estiercol lada que nos llueve y que pone al partido en la picota del olvido y para siempre, al propio colectivo de Omar. Encima que el chiquillo es llorón y lo pellizcan.

Esto le está dando argumento a ese grupito de oligarcas que tratan de aprovechar la coyuntura que está dejando la incapacidad política de los actuales dirigentes de nuestro colectivo, malos ejemplos que son aprovechados por esa rancia oligarquía, que ahora la vemos salir del sarcófago de la politiquería, tratando de abrumar con sus argumentos, al pueblo que está huérfano de cariño y de liderazgo. “El que da cariño recibe cariño” decía Omar y él si tenía liderazgo y cariño.

Un tercer porqué es el poco manejo tecno-político del gobierno. Se ha notado en los últimos meses hasta cierto leseferismo de funcionarios de alto nivel jerárquico. Se escucha  con frecuencia declaraciones desacertadas, denuncias sobre supuestos malos manejos en diversas  instituciones y nadie dice nada para defenderse, dejando correr el telón de la incertidumbre y las dudas razonables. Hay un pésimo manejo de las comunicaciones del Estado. No hay solvencia divulgativa, todo es en reactivo y no hay pro actividad de la gestión comunicacional.

Al fin y al cabo, sobre el mal ejemplo en la gestión que le endilgan  a una serie de funcionarios no se ha explicado nada y quien calla otorga. Hace poco salió una lista numerada de supuestos actos de corrupción  y pude observar que algunos de ellos, de los que tengo conocimiento, ni siquiera realmente sucedieron tales actos de malos manejos y aun así nos llevan montados en el carrito de la corrupción  sin que nadie salga a decir o a dar dignamente la cara sobre lo que es y no es.

En broma y en serio le decía a un amigo, que otros gobiernos robaron miles de millones y a la mayoría de la gente no le interesa ya siquiera pensar en algo que todavía está allí, muy presente y que sin embargo, por unos ventiladores que jamás se adquirieron, cuya compra nunca sucedió, se produjo el descrédito de muchas personas de importancia del gobierno. Si aceptáramos que hubo la intensión, sin embargo, no sucedió. Aquí tan solo el amago, si es que hubo la mala intensión, ha tenido más impacto que los millones robados en otros momentos.

Ese sentimiento de rechazo quizás fue por el momento crítico que estábamos viviendo en el apogeo de la pandemia. Pero así ha sido. Lo mismo sé del Hospital Modular. Una obra que debió ser explicada hasta la saciedad, por lo menos de esta importante obra, si hubo la debida divulgación; no obstante, la suspicacia creada por el Diario La Prensa, FOCO y otros medios como Radio Panamá, pudo más que las aclaraciones que incluso, debieron hacer además del Ministerio de Obras Públicas, la Contraloría General de la República, la Procuraduría de la Administración, la empresa contratada, la Sociedad de Ingenieros y Arquitectos y las múltiples convocatorias de los medios de comunicación a los que se les dio toda la información.

En resumen, este grupo del martes, que los observo viejos y acabados, están queriendo reverdecer a costa de la falta de una buena divulgación del Estado, de los errores de la dirigencia del PRD que no dice nada y acepta todo lo que dicen, de los desaciertos en el decir de los funcionarios de jerarquía, en la falta de manejo responsable de los recursos por parte  de algunos funcionarios, en la tozudez de nuestros diputados, en la poca fiabilidad del Órgano Judicial y en la incapacidad de comunicar bien. Todo eso está haciendo renacer el abrojo que está encontrando terreno fértil para crecer, aunque ellos mismos, en realidad  no sirvan siquiera de abono orgánico, no llegan ni a gallinaza.

El autor es escritor y periodista.

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