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La Cuarta Guerra Mundial*

Por Alejandro Román Sánchez
Una mente brillante sabiamente expresó, en pocas palabras, lo que ocurriría después de la Tercera Guerra Mundial. Dijo que la Cuarta Guerra Mundial sería con piedras y palos. Su poder de devastación sería tal, que regresaría a los que sobrevivan a épocas prehistóricas, agregando yo, condenados a vivir por décadas en bunker como ratas humanas. Esta predicción se le atribuye a Albert Einstein. Esto debe obligarnos a reflexionar sobre lo siguiente.
1. *La devastación* Para que haya una Cuarta Guerra Mundial tiene que haber una tercera. De darse esta última, es probable que ni siquiera habrá la cuarta, por cómo quedará la humanidad y el mundo que conocemos.
2. *La guerra es producto de la voluntad del hombre* Al igual que las dos anteriores, la Tercera Guerra Mundial la realizaría el hombre. No es un evento divino o de la naturaleza. Es un acto humano y como tal el hombre es el responsable. Por lo tanto, está en manos de él llevarla a cabo o no. Por eso, entre más personas estén a favor de La Paz, habrá mayor probabilidad de evitar la catástrofe, en la que los únicos perdedores serán la humanidad y otros seres vivos inocentes.
El hombre es lo suficientemente insensato, engreído y ególatra como para producir su autoaniquilación y extinguir otros seres inocentes que conviven con nosotros en este planeta. Es capaz de hacerlo por cuestiones coyunturales, humanamente reconciliables, cuánto más divinamente.
3. La Paz no es indiferencia y pasividadDe ninguna manera la paz es indiferencia y pasividad ante la marginación, el sojuzgamiento, la violencia sistematizada, el genocidio y la barbarie. Son actos condenables y hay que denunciarlos. Hay conflictos en los que las confrontaciones, descalificaciones y adversiones entre las partes son de tal magnitud, que La Paz es vista con desdén y recelo; como osada, indiferente y pasiva ante el drama humano.
Por ello y más, abogar por La Paz es exponerse a malos tratos y malentendidos, a serios cuestionamientos, ultraje y persecución. Ante este escenario, defender La Paz no es un acto pusilánime, de cobardía o insensibilidad. Todo lo contrario. Entre más virulento es el conflicto, es más heroica la lucha por La Paz.
Cuánto más grave y generalizado es el conflicto, es más apremiante La Paz. Mientras la confrontación involucra a los contendientes y sus partidarios, la Paz Mundial nos atañe a todos, porque todos seremos víctimas de la insensatez, aún quienes están ajenos al conflicto o temen opinar.
Estar a favor de La Paz es una necesidad inalienable e irrenunciable del hombre. Su sobrevivencia depende de ella.
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