Lic. Víctor Collado S.
Reprobo las maleanterías de los militares al mando, sus crímenes y asaltos al patrimonio nacional aún faltando todo por contarlo.
Lamento, como muchos, los atracadores con vehículos de lujo y corbatas, tan iguales y/o peores como aquellos, diferenciados porque no llevan cartuchera al cinto.
Me duelen los pelechadores de cualquier color y vestimentas, que sin pesadumbre alguna, deshonran las calles y plazas palabreando majaderías para engañarse únicamente ellos mismos.
Nos cuesta un país que no fue construido por débiles, rastreros y mediocres. No somos descendientes de hombres y mujeres que crecieron huyéndole al trueno.
Pero los hay algunos que renuncian al disfrute de la lucha ofreciéndose como corderos con dueños desconocidos.
En las luchas internas nos sacamos la mugre (y ya lo hemos hecho demasiadas veces). En la batalla por los privilegios de la cosa pública nos extirpamos las tripas y las dejamos repartidas en cualquiera esquina. Le deseamos lo peor al aliado y sobrevivimos a las traiciones cuando vienen de amigos y familiares.
Comemos santos y cagamos diablos. Le arrancamos la mano al que nos ofrece un pedazo de pan. Le robamos al que no tiene y aplaudimos a los que atracan por vicio y gula.
Todo lo dicho será injustificado o inexplicable. Falso o cierto.
Pero no perdonamos. No aceptamos ni Repudiamos. No toleramos a quienes buscan y llegan a los cargos de la vanguardia nacional para perder y renunciar al coraje, al nacionalismo, la dignidad, la memoria histórica, a los reclamos justos, al patriotismo, al decoro, a los argumentos propios, la integridad, la resistencia, a las luces largas y desempuñan las banderas de las reivindicaciones.
Pierden y renuncian a las virtudes.
Se entregan a lo barato, a las concesiones sin reciprocidad, a los dobles discursos, al acomodo remunerado, adictos a las claudicaciones, al cinismo perfecto, se reportan como héroes locuaces expertos para la distracción, al correveydile con un lenguaje aéreo, firmando a ciegas papel que le pongan de frente porque no quieren verse distanciados del jefe, blandengues hasta la médula pero al pueblo sacan valor para envainarnos a diestra y siniestra con palabras groseras al estilo de un gamonal del oeste oriente recién llegado a la capital.
Esto esto, por muy horrible como efectivamente lo es, no puede seguir así ni durar tanto o demasiado tiempo.
Duele decirlo pero sería peor si nos callamos. 10 Hay varios Likes:) Gracias...