Dr. Juan Carlos Mas C.
El pueblo enardecido en las calles clama por justicia y una sociedad de oportunidad para todos y no solo para los bribones.
La ya sistemática, necesaria y protagónica presencia de las manifestaciones populares en nuestro diario vivir son expresivas de los problemas estructurales del país. Expliquemos esto: Hemos sostenido en escritos anteriores que en nuestra sociedad conviven dos países que son administrados por el Estado. Aclaremos que cuando hablamos de un país nos referimos a un territorio y su población. Se trata de que existe el país de tránsito y el país profundo agro productivo.Como soporte de lo afirmado me permito citar un trabajo investigativo del periodista don Luis Restrepo Rosas (q. e. p. d). El trabajo en mención aludía a que la pretensión yanqui con respecto al istmo consistía en separar la faja de tránsito (el Yanqui Strip) para fundar una “República del Istmo” desentendiéndose del país al occidente y al oriente. Aquella intención yanqui debió ser modificada por la angustia de aquello “próceres” colaboradores que veían que sus posesiones agrarias no se iban a incluir en el paquete emancipatorio.
Aquel país de tránsito se había constituido desde la colonia y viene perfeccionándose a través de los años; su rol primordial es el trasiego de bienes y servicios cada vez más perfeccionados y complejos; por otra parte, el país agro productivo históricamente ha sido postergado y en esa condición esconde el valor decisivo de los alimentos en el futuro. El país de tránsito escamotea sus excedentes y los legitima con un aporte al saco presupuestario evitando que ellos se utilicen para soporte de usos distintos; pero ese no es el tema en el cual pretendo profundizar ahora, ya que lo que aflora en las manifestaciones son las exigencias del país profundo.
Lo anterior explica por qué en la situación política actual la presencia de multitudes reclamantes se manifiesta con más fuerza en el interior de la República; tanto es así que los encuentros programados para conciliar posiciones entre el gobierno y los manifestantes asientan sus sedes de diálogo en Veraguas o en Chiriquí, mientras, es de esperarse que el gobierno se esfuerce por llevarlos al tinglado metropolitano.
Entretanto podemos revisar las condiciones materiales en que se desenvuelve el esfuerzo laboral y podremos subrayar que en la estructura de precios y salarios los precios son uniformes a lo largo del país mientras que los salarios reciben un tratamiento distinto según el territorio del cual se trate. Todo lo anterior, explicado por lo expuesto, justifica esto que podríamos llamar insurrección del interior.
La característica común de los estados subdesarrollados es la existencia de zona de desarrollo diferente, dispar o disímil, o más bien de marcha no armonizada con las partes más adelantadas. Por consiguiente, un Estado responsable debe tener un programa de estímulos diferenciados para borrar los rezagos de las partes. Abolir las diferencias territoriales es el centro de un programa progresista.
En eso de las reclamaciones generales es importante cuidar que quienes quieren que nada cambie se valgan de estímulos diferenciados para resquebrajar la unidad del conjunto.
En jornadas anteriores la queja individual de los transportistas se introdujo alejando las soluciones para los productores del campo y del mercado final reclamando para sí mismos la exenciones en el costo de los combustibles. Este particularismo es el que hay que evitar.
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