Hay presagio de aumento de la tensión nacional.

Ojalá nos guíe la Sabiduría de lo alto y sepamos buscar caminos y salidas que fundamenten la paz social que aspiramos.

Por: José Dídimo Escobar Samaniego

Inicialmente, todo empezó con un sentimiento de rechazo al encierro por dos años consecutivos por causa de la pandemia, luego el rechazo a medidas económicas en que se favoreció asistencialmente a los sectores más acomodados de la economía panameña, como el sector financiero y el turístico quienes recibieron miles de millones del Estado, sin embargo ellos no asumen ninguna carga que ahora le toca pagar al pueblo, el Estado mientras tanto no ha asumido una política de contención efectiva del gasto público y por el contrario, en este periodo se dio un cuantioso aumento de la planilla estatal, y se mantuvieron los gastos de representación de los funcionarios, los gastos de gasolina, servicios telefónicos y las obras públicas de anteriores gobiernos que quedaron a medio construir desde hace ochos años atrás y menos todavía gravitan en lo ingrávido.

La justicia por su parte no ha juzgado y condenado a quienes con pruebas irrefutables participaron de la piñata del Estado desde hace mucho rato, en que reinó la corrupción, y a pesar de que hoy el Min8isterio Público tiene el triple del presupuesto de hace 10 años atrás, no se hace justicia y la violencia nacional ha florecido como nunca antes. Aquí los ladrones de cuello y corbata se pasean por las calles del país burlándose de la gente decente.

La Asamblea Nacional sigue inmersa en escándalos de corrupción, donde los diputados tienen embotellados a sus familiares y amigos con miles de dólares mensuales y sin que esa erogación del dinero de todos los panameños represente alguna contraprestación útil para nuestros sufridos compatriotas.

A estos hechos se le suma el alto costo de los medicamentos, en que la mafia que los controla nos obliga a comprarlos incluso hasta diez veces más caros que lo que cuestan los mismos en Europa y a estos sectores nadie los investiga y mucho menos son sancionados.

Ahora, por causa de las sanciones de Europa y Estados Unidos contra Rusia, nosotros los latinoamericanos, los africanos y asiáticos tenemos que pagar los platos rotos de quienes juegan al dominio geopolítico mundial y subido el precio del petróleo, ello ha significado un aumento descomedido de la gasolina, el diesel y la cascada de los precios de los alimentos de primera necesidad.

Todo ese coctel de problemas, y la crisis de la clase política panameña, envuelta en el fangoso clientelismo y la corrupción, ha llevado a los panameños a plantearse la necesidad de buscar una salida al angustiante y desesperado ambiente que vivimos.

Las fuerzas en torno al gran movimiento de protesta nacional, que originalmente iniciaron los productores y transportistas del país, no obstante, con el pasar de los días ha adquirido una connotación mayor y se multiplicaron las fuerzas que lo endosan y están planteando una salida integral al gobierno y se está a la espera de que el presidente Cortizo reasuma su gestión una vez haya regresado de su viaje por salud.

Quienes quedaron a cargo del gobierno, han tratado de buscar culpables entre la maltrecha oposición política, olvidando que, las causas del disgusto nacional, no se trata de hechos imaginarios o traído de los cabellos, sino una realidad dramática, en la que ellos también son culpables al igual que quienes administran ahora, de tal suerte que el resultados de los últimos 12 años, nos golpea a todos y que, de no encontrar un camino sensato, podría rebasar fácilmente la capacidad de la gobernabilidad actual.

Entre más días pasen sin solución, la compresión de la potencia de la olla de presión social y del movimiento de indignación nacional aumentará, y lo que pudo resolverse en unos acuerdos claros y sencillos, terminará por ser desechado y entonces se aspirará con toda razón, a un cambio de poder, porque no puede imponerse la soberbia y desafiarse la disposición de lucha del pueblo, ni puede ponerse en duda, ni mucho menos a prueba.

¡Así de sencilla es la cosa!

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