El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: Pedro Rivera.
La única manera de evitar este desenlace sería que la potencia bajo asedio, motivada por el mismo instinto, el instinto de supervivencia, vencido por la racionalidad, se rindiera.
Eso [lo de rendirse] ha ocurrido muy pocas veces en la historia de la humanidad. Generalmente, bloqueada la racionalidad individual y colectiva por neurotransmisores programados por la naturaleza, emerge la bestia atávica y muere dando zarpazos.
La guerra es una condición humana infinita. Los tiempos de paz entre naciones, sean parciales o globales, son simples pausas, lapsos de hibernación [“guerra fría” que llaman], o de hacer la guerra de otras maneras [económicas, políticas, diplomáticas, culturales, tecnológicas, ideológicas, psicosociales, mediáticas].
En realidad, la paz es el tiempo de preparación para próximos enfrentamientos armados.
Es muy difícil de creer, lo sé, pero un enfoque biopsicosociocultural, o desde la teoría de la complejidad, o desde las leyes del caos, no indican otra cosa. PRO
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