Editorial

 

Desde temprano, en esta tarde, se anunció que, a las seis de la tarde de este viernes 27 de octubre, el presidente hablaría en cadena nacional de radio, televisión y por redes sociales. Había la esperanza en todo el pueblo panameño que el presidente tomara la decisión política que todos esperamos para restablecer la tranquilidad, el sosiego y la paz en el país para poder espera las fiestas patrias, no obstante su intervención fue como echarle sal a la herida. El resultado es un desencanto generalizado y la decisión de continuar la lucha de todo el pueblo hasta que el presidente y todo el gobierno atiendan el clamor popular.

El Presidente Fuera De La Realidad.        

Se hace el vivo. Interviene en la cadena nacional para decir lo que los panameños no están pidiendo. Chifeo la derogatoria de la ley 406 y por vía de un decreto de ejecutivo, que no tiene fuerza de Ley y que cualquier presidente lo puede derogar, promete no dar más concesión , pero es que ya las han dado todas, sin embargo el proyecto minero de First Quantum, queda inhiesto y como si aquí no hubiera pasado nada.

El presidente se burla del país y los panameños.     

Esa intervención, generó más malestar; como se dijo, el presidente más se hunde cuando habla. Otra vez quiere lavarse la cara, echándole la culpa a otros. Una intervención llena de incoherencias.

Los empresarios (oligarcas) han hecho una mancuerna con el gobierno y el presidente, para evitar la derogatoria de la ley 406 que aprobó el leonino y contrato antipatria.

A la Cámara de Comercio le recordamos que gran parte del descontento nacional se debe al mal gobierno y la corrupción de los tres órganos del Estado (algo que no se puede ocultar) y que, por cierto, también muchos de sus miembros coparticipan y patrocinan por medio de coimas, sobrecostos y tráfico de influencias.

No debemos obviar, que la gente sale a las calles agobiada por el contrato minero que, vulnera la Patria y, singularmente, por su situación social y familiar precaria reflejada en bajos salarios, aumento en el precio de los medicamentos y comida cara que venden los comerciantes, lo que asfixia al pueblo y los pone en situación de hambre y desesperación.

Todo ello sin contar los millones que los empresarios le deben al Estado en impuesto sobre la renta y el no pago de la cuota obrero- patronal, que no reportan, creando un gran déficit en la CSS.

El pueblo panameño, guiado por Dios en la unidad que resiste los intentos de dividirlo, sabrá enfrentar a los que han vendido a esta tierra que amamos y que debe ser el hogar de nuestros hijos y nietos y todas las generaciones que han de venir.

El Señor Jesucristo Bendiga al pueblo panameño.

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