Por: Ramiro Guerra Morales
Momentos en que la embajadora norteamericana en Panamá, forjó la Alianza entre Martinelli y Varela a finales de 2013
En la sociedad, las verdades, no son aceptadas y los cerebros piensan e interpretan lo que se escribe con verdades preconcebidas, apriorista y lo mediático obnubila el pensamiento crítico y la objetividad. Al final de esta historia, termina en blanco y en negro. A los que intentamos hacer ciencia, quedamos, mejor dicho, nos encasillan en criterios o posiciones extremas.Escribió Antonio Gramsci, que la verdad, aunque revolucionaria, no le es fácil abrirse camino. Es tortuoso abrirse camino. Los que escribimos, lo hacemos con la intención de que se abra el debate con altura y calidad científica.
En ese iter, empedregado, no hay que temer a la crítica subjetiva, de ataques ad homine. El amigo periodista, Gonzalo Delgado, escribió un artículo de opinión, donde señalaba que, Ricardo Martinelli, es un chivo expiatorio en el sentido de que el complejo problema de la corrupción tiene como causa, lo que Martinelli hizo o no hizo. Concluye que la corrupción está arraigada estructuralmente y ello no puede conducir a afirmar que la corrupción, su rostro, es Ricardo Martinelli.
Los poderes mediáticos en poder de las elites de poder económicos, la oligarquía, ha impuesto eso como verdad. Sin embargo, la matriz de la corrupción lo son; esos grupos de poder. Reconocidos economistas apuntan que la evasión fiscal ronda los 7 mil millones y los mayores mala paga al seguro social, relativo a cuotas, son los empresarios, más de 200 millones anuales. Igual lo que venden a sobre costo, medicamentos a las instituciones de salud en el país. ¿acaso esto no es corrupción? Y que de los empresarios que pagan coimas para ganar contratos con el estado. O los que donan millones a políticos, para después cobrarlos en beneficio de sus intereses. Razón tiene el periodista Gonzalo, a Ricardo Martinelli, lo han satanizado como el titán y padre de esa criatura que se llama corrupción. No estamos afirmando que el presidente Martinelli, es inocente de los cargos que se le imputaron en juicio. No vamos a prejuzgar; que las pruebas permitan un resultado de certeza justicial. El juzgador tenga su decisión, pero lejos de enfoques de linchamiento y postura de un derecho penal populista, que demandan castigo a como dé lugar.
¿La justicia de linchamiento y jalonada por motivos políticos, acaso no es expresión de maleantería?
Para rematar, existe una investigación de como las élites del poder en Panamá, hicieron su fortunas y capitales. Los medios no fueron ni moral ni éticos. Al periodista Gonzalo Delgado, intentar aproximarse a la verdad, termina teniendo enemigos gratuitamente ganados. Reitero, la verdad es revolucionaria y no siempre es mayoría y peor cuando se está frente mediáticos poderosos. No hay que doblegarse; seguir con la punta de la pluma, que la verdad se abra camino. Esto también es un reto y desafío.
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