Por: Ramiro Guerra. Jurista, escritor y cientista político.
En mi iter por la profesión de abogado, le he dedicado más de 50 años al estudio del Derecho laboral. Litigante en estos menesteres del derecho del trabajo y hoy un consultor y asesor apasionado.
En la actualidad, asesor de varias organizaciones sindicales y expositor sobre el campo del derecho del trabajo. También colaborador externo de la OIT.
Desde los tiempos de estudiante de derecho, nos involucramos en la vida sindical.
Puedo dar testimonio, que no pocas ocasiones, el movimiento sindical ha sido objeto de ataques por gobiernos. Tengo en la memoria, las diversas reformas que se le han hecho al código para des mejorarlo y afectar al sindicalismo en nuestro país.
Lo anterior , nos permite señalar, que nunca un gobierno había llegado al extremo de pretender sacar de la vida legal a una organización sindical, como lo pretende el actual régimen.
A propósito de esta arremetida, con un odio no disimulado he visto a voceros de la clase empresarial, hacer fiesta de esta perversa iniciativa del gobierno.
Uno de ellos, ministro, de apellido Chapman, dijo que eliminar al Suntracs, resultaba necesario para el estado de derecho. Otro, conocido como el presidente en tiempos de la privatizaciones y de reformas anti obreras, se ha expresado con desprecio y odio contra el Suntracs.
A confesión de parte y relevo de prueba, el gobierno nacional se ha declarado pro patronal y anti sindical.
Cuando se refieren a los sindicatos, estilan odio( de clase). En el caso del presidente, lo hacer a cotidiano.
Suspenderle recursos que por ley, deben recibir las organizaciones sindicales( las centrales) es totalmente arbitrario y viola la constitución nacional. ( artículo 76).
La anterior narrativa y prácticas antisindicales no termina con lo anterior.
El ministerio de trabajo y desarrollo laboral, se ha transformado. Ha devenido en una oficina de la patronal.
Ejemplo, a diario me dicen los sindicatos, que presentar un pliego de peticiones, su admisión es un problema mayúsculo. La dirección general, todo lo complica para no darle curso a los pliegos y evitar la negociación colectiva. Se ha convertido en un ente determinante, en el sentido de quien negocia y quién no.
La filosofía que debe animar a un ministerio de trabajo, la armoniosa relación de cara a una convención, se ve empañada por posturas antisindicales de ese ministerio.
El propio Código de trabajo, indica que los sindicatos son fundamentales para la democracia. Son instituciones democráticas.
La ministra de trabajo y desarrollo laboral, se presenta como la funcionaria que responde al poder político que la designó en ese cargo, a pesar de su poca ejecutoria en el mundo del trabajo, ha devenido muy diligente cuando se trata de arremeter contra la institución de los sindicatos.
Se le inventan cargos a los dirigentes de los gremios y los usan arbitrariamente para anular y descalificar la institución del sindicato.
Tan ignorante, que no entiende que el sindicato, en el caso del Suntracs, son todos los obreros que lo integran. Se trata de un derecho de rango constitucional.
Como puede explicar el gobierno, que esa iniciativa de la ministra, se produce, en circunstancia, víspera de negociación de un nuevo convenio colectivo y elecciones para elegir a los nuevos directivos.
Resulta evidente, se trata de una acometida política. Lo más seguro que esa decisión se tomó o la tomaron empresarios y gobiernos. La razón, sencilla, odio de clase y temor de ver futuras políticas anti pueblo, mediatizadas por las organizaciones populares. No olvidar que las IFIS, tienen enorme peso en la gobernanza del país. Lo había denunciado, que estábamos frente eventuales políticas desreguladoras. (achicamiento del estado)
A nivel mundial, la medida anunciada por el gobierno, ha generado repudio y rechazo de los organismo de la OIT y de los Derechos Humanos.
Resulta evidente, hemos entrado en un escenario de grandes desafíos democráticos y del estado. El país ha retrocedido a realidades de décadas pasadas.
Amor por la patria y defensa de la dignidad e integridad de los panameños.