Por: Ramiro Guerra M. Abogado y Cientista Político
Una variable que no pondera tal análisis,es nuestro sistema constitucional y legal, en materia electoral, constituye una especie de camisa de fuerza, que crea y recrea el protagonismo de los partido en la democracia electoral. En esta los partidos retienen para sí una base electoral. Son los que disponen la mayor parte de los recursos que suministra el estado; lo anterior en un medio,que predispone hacia prácticas de clientelismo electoral.
Lo anterior apunta hacia más de lo mismo en la contiendas por venir. Cierto los denominados independientes, lograron ampliar su espacio en las últimas elecciones, pero resulta duro derrotar , aunque no difícil, las maquinarias partidarias y el clientelismo electoral. El prebendalismo mediático del cual hacen gala los partidos, en un medio de carencias existenciales del pueblo,su niveles de desorganización y precaria conciencia ciudadana, dificulta y complica las opciones independientes.
No se trata de un enfoque pesimista, sino de la descripción y caracterización de la realidad político partidaria y lo electoral. Una cosa es la lógica partidaria fuera de un escenario electoral; su credibilidad es negativa, pero la traspolación a un escenario electoral, no ocurre como algo mecánico. La lógica electoral opera con otras variables. Cierto, la corrupción es un tema de fondo en el debate electoral y más cuando se le endosa a los partidos tal patología; sin embargo contradictoriamente en las encuesta el tema no marca como tema prioritario para la población. Las afirmaciones anteriores, me conducen a señalar, que los políticos que hacen fila para venderse como alternativa, casi todo han pasado agachado, frente a los problemas de fondo que enfrenta el panameño del extramuro o del llano.
Amanecerá y veremos.
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