Por Gonzalo Delgado Quintero
Julio César Saravia Ávalos, tenía 64 años. Joven todavía. Se nos fue, un poco así, como era él. Sin advertir mucho, pero sin dejar el buen talante que demostró hasta el último día en que tuvimos la oportunidad de compartir espacios en un mismo lugar, en este caso específico, en el evento de postulación de Pedro Miguel González, el recién pasado domingo 5 de marzo, llevado a cabo en un hotel de la ciudad capital. La vida es así, pero quién habría pensado que el siguiente día ya no estaría.
Allí, al final del encuentro político, nos tomamos unas fotos, dijimos chistes, hicimos algunas conclusiones del buen evento electoral de Pedro, les dije que correría como candidato en el circuito 8-6, me dijo por eso, que estaba loco, pero como siempre, con su voz alentadora me exhortó a que echara pa´lante; finalmente nos despedimos y se fue acompañado de Joaquín De Lora y la Maestra María Sánchez, quien de manera gentil los llevaría de paso en su vehículo a sus respectivos lugares donde residían. Esa fue la última vez que hablé con Julio porque poco después, según veo, el siguiente día, entonces sí, se despidió para siempre.
Julio fue un militante revolucionario permanente. Defensor de la clase pobre. Luchador incansable y comprometido con toda idea de reivindicación social y lo hizo en su momento, en el país que lo vio nacer El Salvador, pero igualmente acá en Panamá, donde también dejó familia. Y no es un asunto de decir solamente, sino que demostró hasta el último momento su posición como persona preclara.
Siempre coincidíamos en eventos y eso nos llevó a toparnos en el PARLATINO en un importante encuentro nacional de dirigentes populares y políticos en donde intercambiamos algunas ideas con Jaime Flores, Crispiano Adames y otras personalidades. Allí, Julio recomendó al plenario de la reunión que la única forma de lograr un desarrollo nacional, es a través de la organización del pueblo. Todo eso se realizó hace menos de un mes y como dije, también nos vimos hace cinco días atrás, en el lanzamiento llevado a cabo por el Movimiento de Bases por el Rescate Nacional de la figura de Pedro M. González como candidato a las primarias presidenciales del Partido Revolucionario Democrático.
Sin dudas, el amigo Julio deja un gran vacío. Como siempre, pareciese ser que la gente buena se marcha temprano. Solo me queda decir como reconocimiento sincero, que quienes aún nos mantenemos en esta vida terrenal, viviremos tratando de llenar el vacío que dejas, con esos buenos recuerdos de la convivencia que mantuvimos en esas largas, pero fructíferas horas que en vida, nos permitiste compartir contigo. Por igual, queda expresar en estas líneas, las infinitas gracias por tu amistad y enseñanzas; en tanto, recordar esos buenos ratos hasta el momento en que nos hemos de reunir nuevamente.
¡Hasta la victoria siempre!
El autor es periodista, escritor y amigo de Julio Saravia
Las Honras Fúnebres serán el viernes 10 de marzo a la 1:30 pm en el Santuario Nacional del Corazón de María
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