Cuento corto.
Autor : Ramiro Guerra.
Arcadio, santanero de por vida. Todos los días en hora de la mañana, compraba el periódico.
Era frecuente lector de los obituarios. Una manía por saber quién o quiénes habían partido.
Ese día, para su sorpresa, en la lista de fallecidos que publicaba el periódico, aparecía el nombre de Arcadio Nieto.
Algo sorprendido, se dijo, no puede ser, se equivocaron o alguien le hizo esa pesada broma.
Como era habitual, se dirigió hacia la iglesia de Santa Ana, la cual visitaba los siete días de la semana.
Antes de entrar, se fijó en la lista pegada en uno de los portones, que contenía los nombres de los que pasaron a la otra vida. Esta vez, quedó impávido. Otra vez, su nombre aparecía en dicha lista.
Arcadio era conocido en el barrio. Muy dado a largas tertulias en el parque de Santa Ana.
Le pareció raro que ese día nadie lo saludó. Pasaba totalmente inadvertido.
Un tanto igual ocurrió en la iglesia.
Cuando el cura se dirigió a los presentes, empezó pidiendo un hasta pronto a los que habían fallecidos. Entre los mencionados, otra vez, el nombre de Arcadio sobresalió.
Le tomó poco minutos entender lo que estaba pasando.
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