El Periódico de Panamá Revista de Análisis Político, Económico, Social y Cultural.
Por: Licdo. Víctor Collado
Si le agregamos el somnífero informe del sr. Presidente ante los Diputados el domingo 2, eso nos empeoró la resaca del 01 de enero.
Lo anterior que sirva de entrada para decir que la situación se presenta de esta manera aunque no sea fácil decirlo: todo cuanto huela o se parezca a PRD tiende a no tener futuro, por lo menos para la próxima elección nacional.
La organización abandonó su plan de trabajo, impera el oscurantismo y el apadrinamiento total, existe una conducción nacional elitista, una cámara legislativa innombrable y el desenfreno descarado y corrupto sobrepasa las estimaciones más conservadora a nivel de los gobiernos locales.
Hay una disonancia cognitiva de alto calibre.
Los sectores pensantes perredistas saben y más sobre esta caracterización. Pero simulan, calculan sus palabras y terminan racionalizando todo para quedar bien «con Dios y con el diablo», es decir, con la membresía y la planilla.
El desastre ha alcanzado tal nivel que están quedando poquísimas diferencias entre el partido gobernante y los partidos tradicionales, para no llegar al desalentador extremo de decir que ninguna. El PRD, por andar mal acompañado, se acerca a un Molinera light con la diferencia que siguen gustándole las frasecitas izquierdistas y las trasplantadas de las tertulias modernistas y de la burocracia intelectualizada. A poco podrían quedar reducidos a la sombra de un pasado frondoso que alguna vez tuvo.
El ruidoso fracaso del Partido inspirado en la acción política de militares como el General Torrijos no los afectaría a ellos solo. Presagia un hueco enorme en la política nacional ya que de naufragar quedaría poco para recomponer las cosas porque se habrían extraviado en el fondo del mar las posibilidades de golpes de timón hacia el centro izquierda y hasta para la izquierda misma.
Naturalmente que no son imposibles salidas semejantes a las que han ocurrido en países de la región. Pero nuestras fuerzas ístmicas, lo harían complicado porque están enfermas de ismos: dogmáticas, individualistas, sectarias y tercas para compartir.
Las alternativas políticas en el bando contrario lo saben y alientan (desde todo lo que es tradicionalismo y oligarquía) por lo que se permiten el lujo de dormir tranquilas y conscientes que el despertar de una fuerza revolucionaria capaz de provocarle estrés, requiere un cambio de rumbo de mucho impacto para lo que no hay condiciones actuales.
Tampoco se trata de decir que las cosas son imposibles o fáciles.
Quedan caminos: seguir matriculados en organizaciones con las que sentimos conformidad y afinidad ideológica para los repuntes que sean necesarios o abrir caminos que eviten quedarnos en orfandad sobre opciones novedosas que podrían conducirnos hacia las transformaciones nacionales mínimas pero indispensables que se necesitan.
No estamos ensayando «oraciones fúnebres» ni teorías conspiranoicas, por lo que existe algo reflexivo y positivo que debemos sacarle a estos trompazos oficiales.
Y es que a lo inmediato hay que madrugar y hacer calistenias diarias para la construcción de salidas nuevas y distintas.
Es probable que los frutos demoren pero no habrá cosecha sino sembramos.
Seguro que los resultados no llegarán pronto pero se alcanzarán definitivamente.
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